Hoy, Domingo de Ramos, tenía la mañana libre. Mi misa
en el convento y la procesión las tenía por la tarde. Así que he ido al Palacio
Episcopal para unirme a la procesión de mi obispo. Quería ir allí e imaginarme que
realmente estaba en la entrada de Jesús en Jerusalén.
En realidad, me he unido en deseo. Porque la procesión
era larguísima y no debo olvidar que mi hernia discal tiene sus derechos. Así que
he estado en el comienzo de la procesión y he esperado la procesión en la catedral, a que
llegara. Sea dicho de paso, la foto que pongo no es de mi diócesis, ni estoy entre esos sacerdotes.
He podido hacer mucho tiempo de oración en la catedral,
cerrada, vacía. Después, he estado confesando todo el tiempo que ha durado la misa
del obispo. Ha sido una mañana muy provechosa para mi espíritu.
Post Data: Iba a escribir sobre el nacionalismo. Pero después he pensado: ¿y quién me manda meterme en estos líos? Y me he dicho: Escribe algo que no te comprometa.
Post Data: Iba a escribir sobre el nacionalismo. Pero después he pensado: ¿y quién me manda meterme en estos líos? Y me he dicho: Escribe algo que no te comprometa.
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