domingo, junio 30, 2019

Reformas episcopales: sugerencias y más sugerencias



Sigue el post de ayer acerca de las medidas que sugeriría de reforma del episcopado.

Noveno. Se fomentará que los laicos y el clero se pongan en contacto con el arzobispo dando su opinión sobre problemas eclesiales diocesanos. Por supuesto que esto se gestionará a través de un delegado. De manera que el arzobispo tenga una idea precisa de las diócesis sufragáneas y pudiera hablar de esos problemas con esos obispos. Esta será una tarea propia del arzobispo, no una actividad opcional, sino parte de su misión. De manera que no sea lo mismo ser arzobispo que obispo.

Décimo. Las quejas nunca podrán ser anónimas. Se presentarán personalmente al delegado. Y el arzobispo mantendrá oculto el nombre. El arzobispo podrá delegar en alguien la investigación de la verdad que haya detrás de esas quejas.

Undécimo. Este sistema nada tiene que ver con el sistema actual de las congregaciones romanas o de la Signatura. En esta última, el tenor es judicial. Mientras que este sistema que propongo se mantendrá dentro del tenor de la caridad fraternal. Apelar a un tercero para que dialogue. Ofrecer un camino alternativo a los actuales (más formales) para la solución de los problemas internos.

Duodécimo. Si hace falta se reconfigurará la calificación de las sedes arzobispales para que no haya pequeñas sedes arzobispales sin obispos sufragáneos. La medida ideal es que cada arzobispo tenga siete obispos sufragáneos. A la hora de reorganizar el mapa de las provincias eclesiásticas, se tendrá en cuenta, ante todo la proporción numérica, y no las divisiones políticas entre provincias. Porque lo principal del arzobispo en esta reforma será ejercer como arzobispo. Es decir, hablar fraternalmente de lo que él considera que son las deficiencias de ese obispo. Lo importante no serán las divisiones regionales sino el poder ejercer esa función.

Décimo tercero. Los arzobispos escogerán a un primado entre ellos. El primado ejercerá con ellos la función que el arzobispo ejerce con sus obispos sufragáneos. Seguirá existiendo (de un modo honorífico) una sede primada en cada país. Pero el primado podrá ser obispo en cualquier sede o incluso estar jubilado. Lo lógico es que se escoja entre los arzobispos, pero tendrán libertad para escoger a quien lo deseen.