miércoles, julio 15, 2020

Un sagrario como a mí me gusta



En honor a Lucía, aunque sea solo un pequeño detalle, voy a poner algunos apuntes médicos que he sacado de mis lecturas para mi novela de san Pablo.

Se basaban mucho en la teoría de los humores. La sangre producía entusiasmo. La bilis amarilla llevaba a la ira. La bilis negra a la melancolía. Y la flema a la apatía. Los cuatro humores se relacionaban con las cuatro estaciones: sangre-primavera, “bilis amarilla”-verano, “bilis negra”-otoño, flema-invierno. Comentario mío: Con todas estas teorías era mejor caer en mis manos como médico que en las de ellos.

Como anestésico se usaba opio o jugo de amapola que como decía Galeno de esta: Entumece los sentidos e induce a un sueño insensible. Pero él advertía que si uno administraba más cantidad de la adecuada, el cuerpo se enfría y el paciente muere. Comentario mío: Sí, como les digo a los médicos jóvenes: En general, que el paciente deje de respirar es muy mal síntoma.

Otra planta que era muy usada como anestésico era el iosjíamos, que en español se conoce como abeleño. Era otra planta anestésica. Venenosa en cantidades grandes, pero en su medida justa se usaba para los problemas de huesos, reumatismo, dolor de dientes, toses y dolor de estómago. Comentario mío: Aunque suene a broma, los de mi generación, en nuestra niñez, conocimos el “agua del Carmen” que se usaba un poco para todo.

Los médicos romanos hacían mucho uso de la arcilla. La cortaban en tabletas y le ponían un sello, terra sigillata. Traían barros famosos de Kimolos (una isla de las Cícladas), de Quíos, de Samos y de Selinunte. Aunque el más famoso era barro rojo y suave de Lemnos. Comentario: El barro debe ser bueno, porque veo a las mujeres sumergiéndose en bañeras de barro en pleno siglo XXI.

Como era de esperar, también usaban jarabes con áloe o cambronera (que es antitusiva), ungüentos para los ojos, remedios con azafrán, y compuestos más complicados como la triaca que llegaba a tener cuarenta y siete plantas medicinales. Algunos le añadían un poco de veneno de víbora. Comentario: Ni el veneno de víbora ni beber unos sorbitos de lejía protegen contra la COVID.