sábado, enero 23, 2021

Comparando el Levítico con los ritos sacrificiales helénicos

 

Ayer tuve una larga conversación, más de una hora, con un profesor de griego. Le había hecho una pregunta acerca de los sacrificios griegos. Revisó entre sus libros y me contestó según lo que en ellos estaba escrito; aunque la cosa no estaba totalmente clara. Pero después, con lo que él siguió buscando (sin interrumpir la llamada) y lo que yo, por mi cuenta, me puse a buscar, llegamos a una conclusión segura.

Resulta que, en mi novela, había puesto a Pablo paseando delante de un sacrificio griego. Y se había quedado mirando. La cuestión era qué se hacía sobre los altares.

Pues bien, en los altares griegos y romanos que pudo ver san Pablo, se colocaban unas cuantas maderas encendidas o unas brasas y se ponían encima unos pequeños trocitos de carne.

Mientras él seguía buscando textos latinos y griegos, yo miré ánforas, frescos y relieves. No fue fácil encontrar altares con las ofrendas encima. Pero todos eran coincidentes, sobre el ara solo ocurría lo que he dicho.

La superficie que se llenaba con madera ardiendo o con brasas no era superior a un palmo de diámetro si hablamos de una superficie circular. Y digo superficie circular porque, en el siglo I, ya había muchos altares que delimitaban con un reborde la parte donde se colocaba la ofrenda.

Es cierto que los altares antiguos eran más anchos (y más bajos) y allí sí que había una verdadera hoguera. También de esos queda constancia en pinturas. Pero, en el siglo I, ya no eran así; aunque había alguna excepción, como el altar principal de Olimpia; un altar totalmente arcaico y peculiar.

Lo que no tengo claro es si los romanos derramaban la sangre de la víctima alrededor de la parte donde iban a colocar la ofrenda, o en el lugar donde iban a colocar las brasas. Recogían la sangre y la derramaban, eso es seguro. ¿Pero la echaban donde iba a ir el fuego o en torno a él? 

En esa escena de mi novela, me dedico a comparar los ritos levíticos con los helénicos. Lo hago con gusto, sin prisa. Pablo mira, comenta.