viernes, mayo 21, 2021

Et Iesus tacebat

 

Con ocasión del “precisma” que está sucediendo en Alemania, me ha dado una inmensa pena ver a una religiosa que pretende hacer apostolado en Internet atacar a los que defienden la buena doctrina. No voy a analizar las palabras de esta mujer consagrada porque eran un error tras otro error.

En los últimos años, hemos tenido en España el caso de dos religiosas que han hecho un notable daño a las almas de los fieles a través de sus “apostolados” por los medios de comunicación.

¿Qué hacer en un caso así? No criticar a las personas. Defender la ortodoxia, pero no denigrar a la religiosa. Ni una sola palabra contra la caridad. Ni siquiera con pretexto de que “es la verdad”. Incluso teniendo las intervenciones más desafortunadas, siguen siendo esposas de Cristo.

Cuando el cisma tenga lugar, es decir, cuando la desobediencia se haga formal, cuando la ruptura se escenifique ya de forma perfecta, estas apariciones de sacerdotes, religiosos y consagradas se va a hacer habitual en los medios. Se va a ofrecer, inevitablemente, una imagen penosa.

Recordémoslo, afirmemos con paz la ortodoxia, no ataquemos a las personas consagradas. A nadie debemos atacar con nuestra palabra o nuestra mofa, pero menos a los consagrados.

Por supuesto que cada sacerdote, cada monja, tiene un superior. Y el superior tiene unos deberes, deberes que son graves. Pero, en medio de la tempestad eclesial que se avecina, tampoco debemos criticar a un superior, a un obispo, o a la Curia Romana que supervisa al obispo. Nosotros, los que no tenemos poder eclesial, dejemos este asunto de la disciplina clerical en las manos de Jesucristo, Cabeza.