miércoles, marzo 02, 2022

La Canción de Duloc

 

Reconozco que cometí un error de juicio al creer que Ucrania caería en manos rusas en dos días. Estaba completamente convencido de que el ejército invasor arrasaría cualquier oposición sin ningún esfuerzo. Fue un gran error por mi parte que llevó a pedir que aceptáramos el hecho consumado y que nos limitáramos a imponer sanciones comerciales, buscando, ante todo, que no se produjera una escalada militar. En ese momento, cuando escribí el primer post (repito, un error mío), consideré que lo mejor era confinar el incendio bélico al perímetro del bosque (Ucrania) que daba por seguro que habría ardido en dos días.

...................

Sin embargo, ante la sorpresa de todos, los defensores ucranianos han logrado lo impensable. Tan enfadado está el dictador que ha ordenado varios ataques a objetivos civiles. Sé que parecerá una minucia al lado de la muerte, pero dejar sin televisión a casi tres millones de personas encerradas en sus casas es una crueldad. Cuando más tristes están, cuando más necesitan pensar en otra cosa, fríamente ha decidido atacar la torre de comunicaciones para quitarles la televisión.

.....................................

No hay la menor duda de que bastan tres o cuatro generales del Estado Mayor para que en la televisión rusa salga una cariacontecida locutora que anuncie con tono fúnebre: “Esta noche, a las 3:28 de la madrugada, Vladímir Vladimirovich Putin, presidente de la Federación Rusa, ha fallecido a causa de un síndrome coronario agudo causado por la obstrucción de la arteria circunfleja izquierda dominante con resultado de muerte inmediata”. Dirían eso, aunque tuvieran que hacer un prodigio de maquillaje para ocultar el disparo en la frente.

No hay ninguna duda de que el descontento está, ahora mismo, fermentando entre los oligarcas: quieren hacer dinero y no meterse en problemas. Esa fermentación, seguro, que produce movimientos sísmicos de baja intensidad en el Estado Mayor. Basta ver cómo humillo al ministro de Inteligencia, hace pocos días, para darse cuenta de que Vladimirovich es de todo, menos querido por sus ministros y generales.

..............................

Los oligarcas y generales le dirán lo de la canción de Schreck: Duloc is a perfect place, but we have some rules.