lunes, abril 25, 2022

Así era un billete de los confederados

 

Tengo una familia de ucranianos que visito en el hospital. Buf, qué buenos sentimientos me transmiten. Tanto ellos como su hija ya adulta tienen la bondad escrita en la cara. Entrar en esa habitación del hospital es sumergirme un rato en un remanso de paz. Se nota el amor que se tienen. Desgraciadamente la enfermedad de él es grave. En su presencia no he querido preguntar el pronóstico.

Me gustaría hacer otro sermón sobre Dios, para el canal de Youtube. Pero no se me ocurre nada nuevo que decir sobre este tema. Ya he abordado el tema de Dios de varias maneras distintas en no pocos sermones. Trato de no repetirme. Si alguno de vosotros sabe de algún libro que diga cosas nuevas, se lo agradecería. Cosas nuevas profundas, no un libro de divulgación.

Estoy viendo, por segunda vez, un documental de la BBC sobre el universo. Hay que ver lo fascinante que resulta cualquier planeta: cada uno tiene su carácter, su personalidad. Lo distinto que es un satélite de otro.

Me quedé admirado de que un determinado satélite obtuviera su calor de la expansión y contracción que le producía pasar cerquísima del planeta alrededor del que orbitaba. Pasar cerca producía un vulcanismo feroz en su superficie. La diferencia que hay entre un planeta muerto (un planeta sin actividad geológica, sin atmósfera, frío) y un planeta con actividad bajo su superficie rocosa, con tormentas y con, incluso, cascadas. Aunque esas cascadas líquidas no sean de agua, sino de otro elemento químico.

Lo estoy viendo por segunda vez y eso que la serie consta de cinco capítulos de una hora cada uno. Pero lo que veo allí no se puede comparar a la típica película sobre la mafia o sobre una batalla. ¡Las grandezas del universo!

El universo tiene un diámetro de 93 miles millones de años luz. Sin embargo, como leí en cierto lugar, a veces tengo dificultades para encontrar un sitio donde aparcar.