viernes, mayo 20, 2022

Discusiones sobre la tiara, sobre las chirotecas y sobre todo

 

En la sección de comentarios, en medio de todos los puñetazos de estos días —puñetazos, zancadillas—, Carolina ha escrito:

La fotografía de hoy es muy linda padre.
Con respecto a la tiara papal, si usarla o no, por mí que sea como cada Papa lo decida 😊

No, Carolina, hay una lucha sin cuartel entre dos bandos. Ya no hay zonas neutrales ni siquiera grises. O te agazapas en una trinchera o en la otra. Las bayonetas están caladas y no tenemos ninguna intención de hacer prisioneros.

No, Carolina, no. Estas son cosas muy importantes. No podemos dejarlas en manos de los papas. Tenemos que decidirlas en el blog entre todos. Pero solo entre aquellos a los que se les haya dado vela en este entierro.

Ahora hablando en serio, si observáis los sepulcros góticos de los obispos, os daréis cuenta de que muchas casullas llevan cosido, a la altura del pecho, un cuadrado (de menos de algo más de medio palmo de lado) que sirve para engarzar varias gemas.

Esta era un precioso símbolo medieval: la idea de que el obispo era el sumo sacerdote de su diócesis. De hecho, en consonancia con esta idea, se le llamaba pontífice; el papa era el sumo pontífice.

Este pectoral no era un ornato que colgaba del cuello, sino que se trataba de un ornato de la casulla. La idea me parece preciosa.

Alguien se preguntará: ¿Y la cruz pectoral? La costumbre era llevarla siempre sobre el alba y bajo la tunicela de subdiácono.

Hoy día se permite llevar la cruz sobre la casulla, aunque el permiso se ha otorgado de forma oficial solo hace pocos años. Mi opinión es que la costumbre tradicional era más adecuada porque así en el presbiterio solo hay una única cruz: la cruz del altar.

En la santa misa la cruz es un símbolo tan grandioso, tan único, que es preferible que no estén a la vista las cruces pectorales; es una mera opinión. Pero así ha sido la tradición durante más de mil años.

Como ese pectoral de gemas forma una unidad con la casulla y en el fondo es un ornato de ella, cualquier obispo podría volver a usarlo sin necesidad de pedir permiso a la Congregación del Culto Divino. Por otra parte, se trataba de un cuadrado de dimensiones no muy llamativas.

Estoy a favor de que el obispo use un anillo más sencillo cuando va vestido con sus vestiduras clericales; y que use un anillo más impresionante cuando va a celebrar un pontifical.

No solo eso, si usa chirotecas (guantes litúrgicos), tendrá que usar un anillo de aro más amplio para que pueda caber en el dedo. Para los neófitos, he colocado este link con unas chirotecas:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDn2g8XZs1MAUxojO2G24zRTLCD4wDrirFzPINZqHclkAQwajA4_MfS2qgeq_J9O9reoyEEYarIK0Cj8yHYC0I0dVERoK9Wr6HF0Jv7g4Gxok1g_lagS6FXL-IjtQSL8HmQUJKeA/s1600/DSC04803.JPG

Para ponerse el guante litúrgico hay que sacarse el anillo que se lleva en el dedo; si no, no entraría.

Para no estar poniéndose y quitándose el anillo más pequeño, as este se lo colocará solo tras el lavatorio de las manos y se lo retirará tras purificar sus dedos tras la comunión, momento en que se vuelve a colocar las chirotecas. El anillo de las chirotecas tiene que ser muy amplio, para poder ponérselo sin ningún impedimento. Tampoco va a hacer muchísimas cosas mientras las tiene enguantadas.

En la imposición de las manos, durante la ordenación, era costumbre dejarse las chirotecas. Pero no sé, me parece que en ese momento resulta mucho más poético que las manos desnudas, sin impedimentos, sean impuestas sobre la cabeza del ordenando.