sábado, mayo 21, 2022

El Centro de la Iglesia

 

En mi canal he puesto un nuevo vídeo sobre Dios:

https://www.youtube.com/c/CanaldelPadreFortea/videos?app=desktop

Siento el deseo de seguir predicando sobre Dios y solo sobre Él, sobre Él en sí mismo; no sobre lo que hizo, lo que dijo o cualquier otra cosa que le rodee, sino sobre la esencia de Dios.

Ya os pedí ayuda hace meses y lo vuelvo a hacer. Si alguno conoce el link a algún libro o artículo sobre este tema, os lo agradecería.

Predicar sobre Dios mismo es lo más bonito. Y los comentarios que he leído a estas charlas muestran el bien que les hace a los oyentes. Desgraciadamente, tengo la sensación de que ya no puedo decir nada más sin repetirme; y sobre la Santísima Trinidad ya he predicado en abundancia en otras ocasiones previas.

Cuando se habla de Dios se producen comentarios como estos:

¡Me quedo sin aliento al escuchar! ¡Cuan bello y grande es nuestro Dios! ¡Tres veces Santo! A Él la gloria y el poder por todas las edades.

Otra buena alma escribía

Padre estas enseñanzas me elevan hacia alturas insospechadas, qué belleza!! Qué grande es Nuestro Dios y su Palabra e ir como desmenuzándola cuanta profundidad se alcanza en el misterio. Cuán inefable, cuánta belleza encierra este libro sapiencial!! Gracias!! Dios le siga bendiciendo!! Y María Santísima lo cuide!!

Qué cosa tan maravillosa es la predicación. Qué cosa tan bonita es la teología. La teología, transformándola, haciendo miel de ella, se puede convertir en materia de la predicación. Es cierto que no es lo mismo un sermón parroquial el domingo que una charla teológica. En este segundo formato te puedes alargar, te puedes meter en profundidades.

Es cierto que una cosa es la teología y otra la predicación, son dos géneros. Pero la teología, los cánones de un concilio, una cuestión escolástica puede, en muchos casos, ser transformada. No siempre: hay cuestiones que, aunque útiles, son áridas.

Que maravilloso es entender, en la medida de lo posible, que Dios es un acto puro en el que no existe la más mínima posibilidad de cambio.