sábado, julio 02, 2022

Las leyes como instrumentos de opresión social

 

La sociedad, globalmente considerada, no se ha dado cuenta, pero se ha experimentado un cambio legislativo radical en los últimos años. En los años 80 se legisló acerca de campos en los que la Iglesia consideraba que se atentaba al orden natural.

La argumentación de los cristianos fue la ley natural, la razón; no apelaban a tal o cual versículo de la Biblia o a tal o cual dogma del credo católico. Todo, en bloque, fue ridiculizado por el partido socialista y por los comunistas.

Todos podemo
s poner cara y voz a algunos de estos diputados, ministros y gobernantes: no se les podía pedir ninguna profundidad intelectual que fuera más allá de seguir una “política claramente progresista”. Si lo progresista hubiera parecido que era matar pavos, no hubieran dejado un solo pavo (de esos que hacen “glu, glu”) en toda la nación.

Pero algunos años después del 2000 comenzó un cambio que es el que considero cualitativo. Comenzaron a ser aprobadas varias leyes que ya no afectaban a lo que se podía hacer, sino a la verdad. Legislación que impedía la libre manifestación de la propia opinión bajo el supuesto amparo a valores constitucionales. La Ley de Memoria Histórica es un claro ejemplo de ello, solo uno entre varios engendros legislativos que hoy día tenemos pululando en nuestra legislación.

Siempre aducen el ejemplo de Alemania y sus leyes sobre la negación del Holocausto, como si con eso ya estuviera todo resulto: “Si lo hace Alemania…”.

Nadie duda que el Holocausto ocurrió y que resulta execrable negarlo o reducir sus números sin pruebas. Pero una cosa es que negarlo sea repugnante y otra si conviene por ley prohibir la libre expresión. ¿Los malvados, los mezquinos, los inicuos no tienen derecho a expresar sus opiniones? Por lo menos, es algo que se puede discutir.

Una cosa es la incitación a la violencia, el racismo, el ultraje al honor (en este punto los juristas están de acuerdo), y otra discutir una cuestión histórica. ¿Se debe prohibir por ley a un youtuber verdaderamente irracional que pueda hablar con libertad? ¿Es el Estado el que decide quién puede hablar y quién no?

Sin darnos cuenta la nación española y otras han sufrido este cambio radical de consecuencias fácilmente previsibles. Una vez abierta la puerta, no hay duda de lo que puede salir por ella.

Interesantísima la relación entre verdad y legislación, entre moral y ley. Aquí no puedo menos que recordar una conversación de Un hombre para la eternidad. Cuando la hija y el yerno de Moro le exigen al exjuez que haga detener a Richard.

Moro: ¿Por qué?

Margaret: ¡Porque ese hombre es malo!

Moro: No hay ley contra eso.

ROPER: ¡La Ley de Dios!

MORO: Pues que lo detenga Dios.