lunes, agosto 22, 2022

Crítica arquitectónica de Saxum: fuego amigo

 

Cuando uno escribe un libro, agradece las críticas constructivas, aunque la opinión del crítico sea muy desfavorable. Todo escritor sabe cuándo una crítica es profesional y cuándo nace de la inquina. Las opiniones que rezuman inquina carecen de cualquier interés.

Después de darme mucho tiempo, he optado por hacer una crítica de Saxum, la casa que ha abierto el Opus Dei en Tierra Santa para los peregrinos.

Una cosa más, antes de empezar, puedo criticar con ánimo constructivo un libro, la conveniencia estética de un determinado hábito religioso o una obra arquitectónica. Jamás me permitiría criticar a una persona concreta, sea laico, sacerdote, religioso o pagano. Si veo un defecto en alguien, se lo diré a él a solas.

Ahora bien, dar la opinión sobre un edificio para bien de la benemérita institución que la ha levantado puede ser un modo de ayudarle. Aunque un modo mínimo, pues no desconozco que mi influencia es pequeñísima. Pero alguien importante de la Obra puede leerla y ser para bien. Vamos allá.

Para los que quieran ver la apariencia del edificio por fuera, en este link tiene una foto:

https://opusdei.org/es/article/saxum-una-realidad-tres-iniciativas/

Por dentro no hay mucho que ver.

Con gran pena, pues amo muchísimo al Opus Dei, no dejo de pensar que esta institución ha dejado pasar una ocasión de oro de hacer una gran obra de arte arquitectónico, levantando un mero edificio correcto.

¿Es soso el edificio? Sí. ¿Dice algo? No. ¿Entusiasma? Para nada.

Alguien me objetará que había leyes urbanísticas que había que cumplir. Por supuesto. Pero da la casualidad que hace menos de una semana vi un reportaje sobre las mejores viviendas levantadas en los últimos veinte años por grandes arquitectos. Y una de esas casas estaba en el centro de Jerusalén, donde las normas eran draconianas. Cuando hay ingenio, se pueden hacer grandes cosas. Cuando no lo hay, la culpa es de las normas urbanísticas.

En Israel hay varias iglesias modernas que son geniales, perfectamente geniales. El complejo Saxum permitía hacer algo todavía más ambicioso, pues no era solo una capilla. La ocasión, ahora, está completamente perdida.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué? ¿Qué enseñanza nos deja este episodio? Lo primero es que no es un episodio suelto, es un episodio que lleva concatenando muchos más en la misma tendencia. Obras tan preciosas como Torreciudad, la capilla de Belagua, la nuevo edificio de la casa natal del fundador, la iglesia y capillas de Villa Tevere quedan ya muy lejos en el tiempo. ¿Por qué?

Pues porque se han repetido los mismos vicios y defectos que en la planificación y gestión del proyecto para una película que contara la vida del fundador del Opus Dei. ¿Quién se acuerda ya de aquel fiasco titulado Encontrarás dragones? Si yo fuera el prelado, ordenaría quemar las últimas copias polvorientas que queden olvidadas en algún armario.

Si el Opus Dei quiere una gran obra arquitectónica, hay que crear una comisión de gente que sepa para escoger al más adecuado, al más artista, al que pueda sorprender con la belleza. Esa comisión debe tener solo la misión de escoger al Miguel Ángel y después darle libertad. Por supuesto que la comisión debe supervisar, vigilar, dar su visto bueno a los primeros esbozos, al proyecto después.

Saxum es la demostración de que no se escogió bien. Probablemente, la comisión fue intromisiva. A todos los que no son arquitectos, les encanta meter la cuchara en el pastel una vez que se ven involucrados en la construcción de un edificio. Para escoger a alguien genial, los miembros de la comisión deben ser muy buenos en esa materia. No basta con que sean buenas personas. Estoy seguro de que, al final, eran miembros de la jerarquía de la curia generalicia, no expertos. Frutos de esas dos circunstancias desatinadas: la composición de la comisión y la elección del artista son la película Encontrarás dragones y el edificio Saxum.

Alguno me dirá que sí que hubo arquitectos en los grupos de revisión de proyecto y de elección del “director de orquesta”. Sí, seguro. La cuestión es qué puesto ocuparon y si eran los adecuados. Se puede involucrar a personas capaces, pero de un modo no efectivo. En cualquier caso, el resultado habla. El resultado parece indicar que los fallos fueron estos dos señalados.

Para los que formaron parte de las decisiones será fácil hacer una defensa frente a lo que señalo. Pero sería más beneficioso no centrarse tanto en la defensa como en preguntarse: ¿no habrá algo de verdad en lo que dice?

Saxum es como un papel donde está la prueba del delito. Y el delito consiste en esos dos pasos erróneamente dados. Lo repito: composición de la comisión y de ahí vino la mala elección.

Saxum es frío. Si el edificio fuera un actor, es de esos cuyas interpretaciones no generan ningún sentimiento. Los edificios tienen que hablar. Hay edificios que son verdaderos cantos. Este es un edificio mudo. Y que conste que el estilo escogido es de mis favoritos, pero la comisión culpable no logró arrancar ni una nota digna de interés en la partitura de ese “genero”.

Una cosa más. El arquitecto hizo lo que pudo. Fue la comisión, ¡su endiablada composición!, la culpable. Sin duda sus miembros hacían y hacen todas las normas de piedad, pero han cometido un pecado mortal arquitectónico. Cierto que ese edificio no es un homicidio estético, es solo la plasmación edificatoria de Encontrarás dragones.