Sermones en vídeo

sábado, diciembre 07, 2019

Continuando con la Didajé



Es curioso, la Didajé aconseja que los cristianos recen el padrenuestro tres veces al día. Y añade unas fórmulas fijas que se recitaban en la misa. Podemos ver en esto el tipo de canon que se usaba en el siglo I. Pongo el texto entero porque es muy interesante:
Acerca de la acción de gracias, da gracias de esta manera:
Primero sobre la copa:
Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer a nosotros por medio de Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos.

Y después del partimiento (del pan):
Te damos gracias, ¡Padre nuestro!, por la vida y el conocimiento que nos diste a conocer por medio de Jesús tu siervo. ¡A ti la gloria por los siglos!

De la misma manera que este pan, que partimos, estaba disperso sobre los montes, y reunido se hizo uno, así sea reunida tu iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder, por Jesucristo, por los siglos.

Que nadie coma ni beba de esta acción de gracias, sino los bautizados en el nombre del Señor, pues sobre esto dijo el Señor: No den lo santo a los perros.

Después de saciarse, den gracias así:
Te damos gracias, ¡Padre santo!, por tu santo nombre que hiciste morar en nuestro corazón, y por el conocimiento, la fe y la inmortalidad que nos has dado a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos.

Tú, ¡Señor todopoderoso!, creaste todas las cosas por causa de tu nombre, y diste a los hombres alimento y bebida para su disfrute, para que te dieran gracias. Mas a nosotros nos hiciste el don de un alimento y una bebida espiritual y de la vida eterna por medio de tu siervo.

Ante todo, te damos gracias porque eres poderoso. A ti la gloria por los siglos.
Acuérdate, Señor, de tu iglesia, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu amor, y congrégala desde los cuatro vientos, santificada, en tu reino que le has preparado. Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos.

Venga la gracia y pase este mundo. Hosanna al Dios de David. El que sea santo, que se acerque. El que no lo es, que se arrepienta. Maranatha. Amén.

Pero había momentos de improvisación, porque añade la Didajé:
A los profetas, déjenlos dar gracias cuanto quieran.
Sí, los profetas existían en muchas comunidades de esa época. Y hablo de “profetas” en sentido bíblico, no en otros sentidos inventados en el siglo XX para esa palabra.

La comunidad intervenía en la elección de obispos. Fijémonos en esta parte:
Elijan obispos y diáconos dignos del Señor, que sean hombres humildes, no amantes del dinero, veraces y bien probados, porque también ellos los sirven a ustedes como profetas y maestros.
En la Didajé se habla de obispos, de diáconos, de profetas, de maestros y de apóstoles itinerantes. Es curioso, pero es posible que, en algunas ciudades, hubiera un obispo ayudado de varios diáconos, pero no presbíteros. También es posible que los “maestros” de este texto sean los presbíteros. En El pastor de Hermas (texto que también he estado hojeando esta mañana) tampoco aparecen los presbíteros, pero sí los maestros.

Si vemos el amor que había entre los primeros cristianos, en esa primera aurea generación de seguidores de Cristo, y las divisiones de ahora, se comprueba lo que dice la Didajé:
En los últimos días (...) las ovejas se convertirán en lobos, y el amor se convertirá en odio.