Sermones en vídeo

viernes, marzo 27, 2020

La salud es un don de Dios, la enfermedad nos lleva a beber un poco del Cáliz de Cristo.



Estimado Alfonso:
Muchas gracias por interesarte por mi salud. Y gracias a todos por vuestra preocupación y oraciones. Hoy he ido al médico por la tarde, después de dar algunas unciones en el hospital. La razón ha sido que notaba los pulmones distintos, sobre todo esta tarde. No me duelen. Pero sí que notaba como una cierta disminución de la capacidad pulmonar. Desde luego no me falta la respiración, para nada. Pero si los hincho del todo, sí que me parece que no están como antes. Además, si abro la boca e inspiro (por la boca), noto un picor más abajo de la garganta y toso. Me ha tomado la temperatura y ha visto que sí que tenía fiebre.

No me han hecho la prueba del covid, cosa que me parece totalmente bien que la reserven para casos que estén peor. Pero sí que me han hecho una placa. Sea dicho de paso, el modo (casi militar, casi industrial) en que realizan las placas es admirable. Han optimizado la organización para efectuar una cantidad de placas a la hora, realmente, admirable. No tiene nada que ver esto con el procedimiento para radiografías de pulmón que tenían hace un año. Enhorabuena.

Pues bien, la placa ha salido bien. Mis pulmones están limpios. Aunque, como he dicho, tengo en los pulmones una sensación nueva, distinta, que no la he sentido en las tres semanas anteriores.

Así que acordaos de mí en vuestras oraciones, ponedme en vuestras plegarias, en un rinconcito, entre las que hacéis por el papa y por vuestro obispo. Pero cuando paseo por urgencias y veo lo mal que lo están pasando algunas personas, casi siento verguenza de pedir por mí.