Continúo con la aventura
(literaria) de ayer. En mi novela, ya tenía acabado el largo episodio respecto
a la genealogía de Jesús. Un asunto que había planeado que fuera mencionado en
media página, esa era mi idea original, se había complicado hasta ocupar más de
seis o siete páginas.
Para llegar a mis
conclusiones, había tenido que leer muchísimos artículos. Todos ellos
interesantes porque (aunque esos artículos no lo mencionaran) Pablo estaba por
medio: como mínimo presente en Antioquía; como máximo, ayudando a Lucas en su
evangelio.
Pues, cuando ya todo lo
creía acabado, me llama por teléfono una amiga supernumeraria: “Jesús es de la
tribu de Judá. (Eso lo deja clarísimo san Pablo en la Carta a los hebreos.) ¿Entonces,
por qué la prima de María es de la tribu de Leví?”.
Miro el Evangelio de
Lucas, capítulo 1, y, efectivamente, se dice bien claro que tanto Zacarías como
ella son de esa tribu. ¡Se especifica por separado la ascendencia levítica de
ambos!
No es que la prima de María
se casara con un levita, es que el Evangelio ocupa un renglón en especificar
esa ascendencia.
Un asunto que, en mi
novela creía zanjado, se reabría. Después de leer y reflexionar, lo veo claro:
hubo un matrimonio mixto entre tribus. Probablemente, tres o cuatro
generaciones antes de Jesús. Matrimonio mixto que afectó solo a una rama genealógica
de María.
Ayer, como os podéis
imaginar, solo me interesaba leer acerca de matrimonios mixtos tribales en
Israel. Felicité a mi querida amiga por haberse apercibido de un detalle tan
pequeño en las Escrituras. Detalle que a los lectores actuales tal vez les
parezca sin importancia, pero que fue de gran interés para Pablo. Ya que este
tema genealógico tiene su importancia para él y para los judíos que leían los
evangelios. Para la mayor parte de los lectores actuales, las genealogías son
algo que se saltan por aburridas y sin interés. Pero eso no era así para los
judíos cristianos, Pablo incluido. Y menos todavía si estuvo implicado en dar
consejos a Lucas.