En mis posts, no he
hablado de otras religiones como la hindú. La razón es que la conozco poco. Por
supuesto que sé lo esencial. No solo por lo que he leído, sino por infinidad de
documentales sobre templos asiáticos. Pero es un tema sobre el que no me
atrevería a hablar. Tengo un buen amigo en Estados Unidos (católico hasta la
médula) que conoce muchísimo la religión hindú y me ha abierto nuevas
perspectivas positivas acerca de esas denominaciones religiosas.
Nosotros los cristianos
no traicionamos el verdadero Camino por ver lo positivo de otras creencias, de
otras religiones, de otras fes. Podemos ver la historia humana y el presente solo
como pecado y tiniebla, o podemos buscar y descubrir todo lo positivo, lo
luminoso. Escudriñar, revisar y discernir en busca de lo positivo no se opone a
reconocer los aspectos de oscuridad.
Tampoco reconocer la
oscuridad en los cristianos, en las filas de la jerarquía episcopal –en mí
mismo— implica desvirtuar lo más mínimo nuestra fe en los dogmas. Reconocer sin
escándalo, reconocer con caridad.
Aunque mucho me temo que
el mal en las filas episcopales está más en la línea de mi libro Obispo
reinante que en la línea apocalíptico-pecatorial que piensan algunos. No,
no creáis en un armobispogedón de características masónicas. La única
infiltración que suele haber a lo largo de la historia es la de la mediocridad.
Los que escribimos novelas sabemos muy bien que “las novelas, novelas son” y
que la realidad es más de andar por casa. Los agentes de los servicios secretos
nunca son como 007.
Post Data: El padre Fortea sí que es como está dibujado en los comentarios laudatorios del Canal del padre Fortea (Youtube). Esos comentarios han delineado, sin exagerar, una imagen fiel para la posteridad.