Lucía, te he hecho caso y
he leído a Tagore.
Este frágil vaso mío tú
lo derramas una y otra vez, y lo vuelves a llenar con nueva vida...
¡Necio, que intentas
llevarte sobre tus propios hombros! ¡Pordiosero, que vienes a pedir a tu propia
puerta!
Más me han llamado la
atención sus versos dedicados al alma que canta ante Dios. Como escritor me
siento identificado. Perdón, me gustaría sentirme identificado. Ojalá que pudiera
decir con seguridad:
Cuando tú me mandas que
cante...
Sé que tú complaces en mi
canto, que sólo vengo a ti como cantor...
Estoy aquí para cantarte.
Qué bonito sería ver mi
trabajo diario como el trabajo de un músico, como un canto que compongo.
Después, toda esta poesía
se ha desvanecido un poco al leer a un comentarista que escribía en uno de mis
sermones:
Canallas. ¿Cuándo van a
dar algo de los trillones de dolares que tiene el Vaticano a los pobres? Fariseos,
pedófilos, avaros, pudre cerebros.
Escucho en su boca el
grito de los paganos. ¡A los leones! Ese grito parece un exceso
literario, pero fue una realidad concreta. Millares de ciudadanos deseaban la
muerte por fieras de aquellos bautizados.
Ese grito se va haciendo más
nítido y más fuerte. Hoy en otro estado de Australia se ha aprobado una segunda
ley que, expresamente, enviará a la cárcel a los sacerdotes si no rompen el
sello del sigilo sacramental en ciertos casos. Las tinieblas del paganismo van
invadiendo las mentes.
Pobre joven que cree que
el Vaticano tiene trillones de dólares, cuando su presupuesto es el del
ayuntamiento de mi ciudad de 200 000 habitantes. Pobre joven que cree que el
clero es un nido de pedófilos, cuando eso no es así. Nos llama públicamente fariseos.
Le decía en el comentario
que no tengo inconveniente en responder por teléfono a sus acusaciones. Me imagino
que me pagan un suplemento al sueldo por apagar, al menos un poco, el odio de
algunos.
Este “comentarista mío”
escribía en su perfil: Igne natura renovatur integra, por el fuego la
naturaleza se renueva entera. Me pareció increíble que alguien que, en la foto
de su perfil, ya se veía que peinaba canas pudiera pensar a esa altura de la
vida que el método para arreglar las cosas era añadir más sufrimiento al mundo.
Después del III Reich,
increíble, sigue habiendo nazis. Después de la Unión Soviética, sigue habiendo
comunistas. Después de la transición española, sigue habiendo pintadas en las
iglesias acerca de la iglesia que más ilumina. Sigue habiendo racismo y dictadores
como el de Bielorrusia. Los errores se siguen repitiendo en el siglo XXI como
en la Edad Media, peste incluida.
Acordaos de la broma
de Volswagen, ...ahora con ziritione. Pues, en este momento, se podría decir: “Los
mismos errores de siempre, ahora con COVID”.