La imagen es de la iglesia de los carabineros de Chile. Me gustaría poderos decir que es de una película sobre la Revolución Francesa y que es un actor derribando parte del decorado. Pero no, es la realidad actual de los noticiarios.
En mis ratos libres, sigo
deleitándome en qué ceremonias civiles podría haber en esa Neoacrópolis de la
que os hablé. Tiene gracia que piense en símbolos de un Estado fuerte, de un
Estado orgulloso de sí mismo, unas instituciones que sean todo un símbolo de
triunfo de la razón, unos edificios que simbolicen baluartes del Estado de
Derecho, del triunfo de la libertad, cuando estoy convencido de que la
estructura entera sucumbirá a los embates de las olas de los antisistema.
Hay ahora una clara lucha
entre el sistema y el antisistema. Esa lucha desembocará en una lucha abierta
(física) entre las fuerzas del orden que defenderán las libertades y las masas
violentas que tomarán al asalto el Estado; por supuesto, en nombre de la
libertad. Los agentes del orden, el Estado de Derecho, los representantes del
Pueblo frente a la masa violenta, vociferante, armada con cócteles molotov y
que, de paso, saquean todo un barrio comercial.
Estas luchas nunca acaban
en el derrumbamiento de todo el orden. Nunca acaban en que todo el Estado se derrumba.
No, eso nunca sucede. Alcanzado cierto nivel de anarquía la situación se resuelve
en la implantación de un régimen autoritario.
Es el régimen autoritario
el que llevará al abismo a toda la sociedad, bien sea embarcándolo hacia la
guerra, bien sea resistiéndose hasta sus últimos bunkers cuando se dé una
guerra civil.
Hoy escuchaba el frío
análisis del más que anunciado colapso del sistema de pensiones en España. El
análisis solo tenía en cuenta los números de antes de la pandemia. Ahora será
peor. Y este de las pensiones es solo un factor más. Las nubes del horizonte se
van haciendo más negras, pero el viento corre hacia aquí. Las nubes del futuro
corren hacia el futuro.
Tengo la más negra de las
previsiones para el futuro en los próximos diez años. La quema de la iglesia de
los carabineros en Chile es solo la primera hoguera de un camino lleno de
incendios.