Hoy he leído este
artículo de La Vanguardia acerca de que La pandemia se ceba con los
jerarcas de las iglesias ortodoxas, donde sigue sin tomarse en serio:
Pero lo cierto es que,
después de leer las cifras que aporta el artículo, no acabo de ver que los
obispos ortodoxos muertos por el coronavirus sean más que los obispos católicos
que sí que han guardado todas las medidas de confinamiento.
De ningún modo estoy
diciendo que se desobedezca a las autoridades civiles que estoy seguro de que
actúan con la mejor de las intenciones.
Pero estoy seguro de que Dios protege a los que tienen fe.
Las dos afirmaciones son
verdad. Si Dios no les protegiera, hubieran caído como conejos ante la
mixomatosis con lo que les gusta besar iconos y, además, comulgan de la misma
cucharilla. ¡Y vemos que no ha sido así! Es más, la cifra de obispos muertos me
parece increíblemente baja, dado que son matusalenes.
Así que la cifra lejos de escandalizarme por sus decisiones, de lo que me convence es de la protección de Dios. El artículo me ha convencido justo de lo contrario que pretendía.
Yo no quiero que me pongan ninguna multa, pero os aseguro que besaría cualquier icono con total tranquilidad. Lo siento, pero es lo que pienso. Y respeto al que no quiera besarlo.