El dinero de
la OMS no es como el dinero de un equipo de fútbol o de una fundación dedicada a la salvación de obras de arte. El dinero
de esa organización pública significa vidas. Pues bien, la directiva de la OMS
ha decidido enviar un equipo a Wuhan.
Cualquier
virólogo estará de acuerdo en que enviar, un año después, un equipo al mercado
de esa ciudad o a su famoso laboratorio es uno de los
muchos modos legales que existen en el mundo de gastar decenas de miles de euros. Otros modos que existen son comprar inodoros de oro macizo o usar siempre, en las bebidas, hielo de la Antártida.
Cualquier virólogo
que no esté delante de una cámara reconocerá que se podían haber enviado las
preguntas por email; y haber hecho nuevas preguntas si las respuestas suscitaban
algún interés. Se podían haber pedido los datos que se quisiera durante semanas o meses. ¡Existe el email! (Todavía.)
Pero pensar que un científico chino les iba a ofrecer, cara a cara, cualquier tipo de información que no se la pudiera dar por el conducto oficial de un email es no conocer cómo funcionan las cosas en China. Es desconocer que los científicos chinos también quieren vivir, como los virus.
Lo tremendo de esta historia es que Tedros
Adhanom conoce a los políticos chinos excesivamente
bien y mucho antes del coronavirus.
Por bueno que
sea un virólogo enviado a China, conocer ciertas cosas requiere un estudio que implica estar
sobre el terreno mucho tiempo. Y por supuesto ningún virólogo extranjero va a
averiguar nada que no sepan a la perfección los magníficos expertos nativos que llevan allí
un año estudiando el tema.
O sea, ¿el
viaje no sirve para nada? Exacto, no sirve absolutamente
para nada. Lo digo bien alto y bien claro.
Menos mal que
no nos costará mucho dinero, ese dinero destinado
a salvar vidas. Eso sí, no me queda claro cuántos integran el
equipo y he buscado el dato. Pero parece ser, por las fotos de la caravana de
coches, que deben ser unas quince personas.
Sueldos: Quince expertos, no cobran como el electricista o el fontanero
que viene a casa, cobran un “poquito más”.
Aviones: No creo que viajen en turista.
Taxis: No basta con dos taxis.
Hoteles: Algo me hace pensar que no van a ir a un hotel sencillito.
Cuarentena: Quince días más días de hotel.
Comidas: toda esta gente come tres veces al día y no van al Burger King.
Son muchos
los países que pagan a la OMS sin rechistar. Con lo cual, usted y yo pagamos
hasta la lavandería (en el hotel) de toda esta gente.
¿Sabían
ustedes que este es el segundo equipo que la OMS ha mandado a China? Pues sí,
este es el segundo. Pero es que el primer equipo dio la impresión a los medios
de que no sirvió para nada. Impresión completamente falsa: porque el primer equipo
sirvió totalmente a los propósitos personales de la directiva de la OMS. Ese propósito,
dar la impresión de que se hace algo, es el fin del todas las decenas de miles
de euros que se gastarán.
No se preocupen
que lo que cueste el envío de este equipo no nos enteraremos en los medios. Y si
alguna vez sale alguna cifra en los medios, ya se encargarán de que la cifra
real quede repartida en varias partidas.
Pero esto del
equipo enviado a Wuhan solo es una gota más en la copa de las insensateces de
Tedros. El problema es que ese dinero, justamente ese, debería servir no para forjar
millonarios que se jubilen en Suiza, sino para salvar
vidas.