Algunos de los proyectos arquitectónicos que presento en Biblioteca Forteniana pueden parecerun exceso, un ejercicio de imaginación calenturienta. De hecho, es cierto que podrían presentarse como prueba ante un tribunal de que perdí la cabeza hace ya un par de lustros. Ahora bien, hoy me he enterado de que una locura de igual tamaño a las imaginadas por mí ya es realidad en la ciudad de Hengdian. Son los Hengdian World Studios. 330 hectáreas de parque temático en las que se ha reconstruido desde el Palacio Imperial de Pekín a todo tipo de edificios y calles de la China de siglos pasados. El resultado, impresionante.
https://en.wikipedia.org/wiki/Hengdian_World_Studios
A lo largo de
la historia, los proyectos como la Torre Eiffel, Versalles o muchas maravillas
neogóticas londinenses se vuelven hitos arquitectónicos cuando alguien decide
hacer que la locura se torne realidad. Si algún
millonario con unos cuantos millones de dólares –con
unos cuantos cientos de millones de dólares sobrantes– me está leyendo, que se ponga
en contacto conmigo.
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He visto varios
vídeos de occidentales que viven en China. Muchos ellos llevan más de siete
años viviendo en ese país, hablan perfectamente el mandarín y están casados con
mujeres chinas. Esos vídeos me han convencido de que China es el país ideal, el
mejor país del mundo para vivir. En esos vídeos todo en China es perfecto. Jamás
se desliza la más mínima crítica por parte de los youtubers. Y si se fijan en
algún pequeño detalle no del todo ideal –detalle que siempre será
insignificante–, siempre añaden: Pero
están trabajando mucho en ello para corregirlo.
Esos vídeos
cuando realmente se ponen interesantes es cuando esos occidentales deciden
cambiar de país de residencia y regresar a Occidente. Entonces, qué sorpresa,
deciden contar la cara B del asunto. No hace falta decir esa segunda fase de
los vídeos resulta mucho más interesante.
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Me ha llamado
la atención que su líder supremo está llevando una política, desde antes del
coronavirus, para que los extranjeros no se establezcan en China. Por supuesto
que aquellos que aporten a ese país algo que su industria necesite obtendrán la
visa para poder residir un tiempo. Pero para el resto, aunque ya llevaran muchos
años viviendo en China, hay una creciente presión para que regresen a sus
países.
En la gradual
consolidación de la distopía en que se ha convertido esa gran nación, los
occidentales dentro de su territorio son un problema. Y me hace mucha gracia
ver las piruetas que algún youtuber español dentro de China tiene que hacer
para sortear una sola y única cuestión: cómo es la vida en un Estado cada vez
más agresivamente dictatorial con un partido que deliberadamente los va aislando más del mundo.