En ese cuarto día de la peregrinación, día de mi
cumpleaños, 11 de octubre, celebramos la misa en una iglesia rupestre de Durmus
Kadir. La iglesia del siglo 11 estaba intacta, pero tuvimos que llevar todo
para la misa. Yo no dejaba de sumergirme en el ambiente cristiano que debió
haber en esas tres naves de aquella iglesia. Los altares de las naves laterales
estaban indemnes en sus ábsides. También estaba en pie el ambón en el centro de
la nave central. Un ambón tallado en la roca, como todo lo de esa iglesia. Prediqué
subido a ese ambón.
Nunca he celebrado misa en un lugar tan impresionante. Nunca, en toda mi vida.
Seguirá mañana.