Hay una expresión que abomino cada
vez que la oigo en algún debate en televisión. Es cuando escucho que alguien le
dice a otro: “Si te he ofendido, te pido perdón”.
Pedir perdón es algo serio. Es algo
que o se hace de corazón o si no, es mejor no hacerlo.
La frase que he mencionado es como decir: “Yo no te ofendido, pero si tú crees
que te he ofendido, te pido disculpas para quedar bien. Pero lo hago para
quedar bien, porque yo no te he ofendido”.
Si yo no reconozco que he ofendido,
¿cómo puedo pedir perdón? Evidentemente, no es posible. Salvo que pedir perdón
sean palabras, meras palabras no sentidas.
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Es lo mismo cuando alguien al
despedirse de un cargo, dice: “Pido perdón a todos los
que haya podido ofender”.
En ese caso de qué se pide perdón:
¿de todo?, ¿de nada?
¿A quién se pide perdón? ¿A todos?
Eso es lo mismo que disculparse de nada con nadie.
La petición de perdón siempre
requiere algo concreto de lo que arrepentirse. La petición de perdón implica
reconocer que se ha hecho daño a alguien o a varios o a muchos.