jueves, febrero 10, 2022

Adorar a Dios


He puesto esta foto porque se le ve al papa revestido con el fanón. Es el ornamento que lleva sobre la casulla. Los pontífices lo pueden usar a voluntad, normalmente lo han hecho en las misas más solemnes.

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Es cierto que en este blog puedo dar una impresión un poco mundana. Lo escribo a toda velocidad después del almuerzo, cuando estoy descansando y me apetece distraerme, y no volver a predicar, cosa que hago al escribir o al dar una charla. Me apetece en este momento del día distraerme con buen humor.

Ahora bien, a pesar de poder ofrecer esa impresión, también os digo que cuando celebro misa sin pueblo (acompañado solo de dos señoras polacas), siento una paz, una concentración, una devoción... para la que no hay palabras. La misa es mi oasis, donde bebo (y hasta me sumerjo) en un estanque de agua viva.

Tengo muchos defectos, pero como don del cielo el Señor me ha concedido poder experimentar una inmersión en la liturgia de adoración que es la eucaristía.

La separación de todo lo terreno para tener ojos solo para el Misterio requiere que pueda celebrarla al ritmo que precisa mi alma, con mucha lentitud: hora y media. Sin gente casi, para no llamar la atención. Mejor con poca luz. La de las seis velas es perfeta. Y de espaldas a la gente, porque la devoción que experimento requiere de un cierto pudor.

Aquí os pongo un vídeo de cómo celebro la misa sin pueblo:

https://www.youtube.com/watch?v=yxk_8ZN8KCI&t=1s

No pongo el link para mi vanagloria, sino porque si a alguien le hace bien para crecer en amor a la misa, lo doy por bien empleado el vídeo. Uno de los temas de los que más me satisface predicar es acerca los ritos de la misa. Cuánto me satisface explicar ese tiempo sagrado ceremonia a ceremonia.