Sermones en vídeo

jueves, marzo 17, 2022

Las democracias nacen y mueren, enferman y sanan. Ninguna tiene su vida asegurada por más que hoy respire robustez.



Hoy he visto un detalladísimo análisis de la desinformación en Rusia. Los rusos que en Europa occidental llaman a sus familiares y amigos se encuentran con que sus compatriotas que viven en Rusia no saben que hay una guerra. Piensan que hay unas cuantas operaciones militares contra unos nazis que están matando a los rusófonos. Por supuesto, no han visto ni una de las imágenes de destrucción que vemos cada día en nuestros noticiarios.

Eso me ha hecho pensar en el futuro de Europa. ¿Será posible que algún día el control de la información sea tal que nuestra liga de democracias emprenda una guerra y nosotros ni nos enteremos? Desde luego como ya se ha visto en China y Rusia que la existencia de Internet no es seguridad de que nos podamos enterar. Si el Estado es poderoso, puedes colocar “cortafuegos” a la información en Internet y poner penas desproporcionadas de cárcel contra los periodistas que difundan “falsa información”.

En China lo llaman Proyecto Escudo Dorado al sistema de censura en Internet. El Kremlin, con un sistema mucho más rudimentario, ha logrado acabar con la libertad de expresión en la Red si accedes desde Rusia: simplemente bloqueando todos los lugares principales. Ahora el disenso está disperso en lugares muy pequeños y hay que buscarlos. Si alguno crece, nada impide bloquearlo.

Esto debería preocuparnos en nuestras democracias occidentales: la censura es perfectamente posible con Internet. Con una mezcla de bloqueos y cárcel se ha demostrado que se puede.

Hoy día estamos muy lejos de tal escenario. Pero el ascenso de los fascismos muestra lo rápidamente que se puede degradar un régimen parlamentario de libertad.

Las mayorías amplísimas en los parlamentos son muy peligrosas. Puede parecer una advertencia demasiado simple, pero creo que hay que aprender de la experiencia ajena.

Además, la libertad de expresión es fácil de desarticular sin una prensa fuerte, honesta, profesional e independiente. No basta con poder decir lo que uno quiera, no basta. Sin una prensa adecuada los individuos forman pequeños coros carentes de relevancia para desalojar al Poder.

Para que haya verdadera democracia, se requiere libertad.

Para que se mantenga la libertad (libertad en general) se requiere que hay posibilidad de expresar las propias opiniones.

Para que se mantenga la libertad de expresión, se requiere una prensa independiente.

¿Y si algún día nos pasa como a los rusos? ¿Y si algún día la Unión Europea, declara la guerra y no nos enteramos?

Este tema es tan importante que habría que hacer una comisión de grandes expertos con la única misión de presentar al congreso cómo se podría favorecer el fortalecimiento de una prensa independiente y honesta. Yo no tengo propuestas, pero la prensa se ha marchitado durante los últimos quince años. Quizá no se pueda hacer nada, quizá se pueda hacer algo.