No sigo las noticias del
corazón, pero me alegró mucho cuando conocí la conversión de Tamara Falcó. Ahora
me he enterado de que ha roto con su prometido por una supuesta infidelidad.
Pobre Tamara, si quiere
un marido para toda la vida, un marido con el que envejecer, que le acompañe en
la opulencia y en la tristeza, en las fiestas y en la enfermedad, debe buscar
un novio religioso, un hombre que anteponga la Ley de Dios a todo lo demás.
Y esos solteros se
encuentran en determinados ambientes (parroquiales, de movimientos religiosos, de
familias muy creyentes) y no se encuentran en otros (discotecas, conciertos de
rock, fiestas).
Lo siento por ella que,
sin duda, busca un amor verdadero, no un cariño transitorio.
♣ ♣ ♣
Sea dicho de paso,
hubiera podido conocer bien a Tamara, pues la productora me invitó hace dos años
a participar en Master Chef Celebrity. Les contesté que el sentido del humor no
era la característica más sobresaliente de la jerarquía católica.
No tengo la menor duda de
que los obispos antes me hubieran permitido participar en la guerra de Ucrania
que no en ese programa de cocina.
♣ ♣ ♣
Un consejo a los
entrevistados cuando están en un programa serio, ante un periodista que es
bueno. Una entrevista no es el lugar para eludir respuestas. Hay ocasiones en
que hay razones serias, verdaderas, por las que uno no puede contestar a algo:
es mejor reconocerlo.
No responder y dar la sensación
de que se responde es insultar la inteligencia de los oyentes. Nadie queda
engañado ante una no-respuesta. Pero peor es cuando eso lo repites cuatro o
cinco veces, te estás retratando. Las respuestas deben ser sinceras. Siempre hay
que contar con la inteligencia del que escucha. Tratar de tontos a los oyentes
es el peor camino que puede tomar un entrevistado.
Los entrevistadores malos
consideran que cuanto más agresivos sean mucho mejor entrevistadores serán. Se nota
perfectamente cuando al entrevistador no le interesan las respuestas, sino solo
sus propias preguntas. El papel de entrevistado-espectador es muy triste. El espectáculo
del ego de varios entrevistadores resulta lamentable. Escribo esto pensando en
un entrevistador muy famoso de la BBC que tenía el programa Hardtalk. Algún entrevistado
tuvo que aconsejarle, con total calma, que se tranquilizara. Es cierto que no son
frecuentes los excelentes entrevistadores. La fama nada tiene que ver con la
valía para ejercer esa función.
♣ ♣ ♣
Si yo tuviera que
entrevistar a Maduro, desde luego que la entrevista sería calmada. Me centraría
en lo personal. No tendría sentido preguntarle por determinados temas en los
que solo voy a recibir un discurso político como respuesta. Eso es así, por
tanto, al menos, conocer a la persona, al ser humano: sus gustos, sus miedos,
sus aficiones. De ningún modo usaría yo una entrevista para echarle en cara algo,
para acusarle de desmanes. El entrevistado es él. El entrevistador no debe
ejercer de otra cosa que de entrevistador.