Sermones en vídeo

martes, octubre 25, 2022

El peso inmenso de un cargo sobre unos hombros humanos

 

Voy a hacer algunos comentarios a las declaraciones del obispo Schneider. Declaraciones que se han publicado en un medio en inglés llamado Life Site News. El obispo ha defendido que “[if] a Pope creates confusion and ambiguity regarding the integrity of the Catholic faith and the sacred Liturgy, then one must not obey him, and one must obey the Church of all ages and the Popes who, during two millennia, were teaching constantly and clearly all the Catholic truths in the same sense.”.

¿Cuál es el problema? Que se sustituye el criterio jerárquico de obediencia por lo que piense, estime o considere el que está obligado a obedecer. Se subvierte el orden divino establecido en la Iglesia. Es cada uno el que decidiría qué cambia o, al menos, debilita la fe. Y ya si entramos en el campo de lo litúrgico, las arenas movedizas de lo que cada uno crea que es lo que Dios desea no tendrían fin, no habría forma de hacer pie.

Eso respecto a la obediencia respecto a una orden. Respecto a la verdad, la afirmación de este obispo subvertiría el criterio de autoridad suprema para dirimir las cuestiones de fe por la propia opinión. De nuevo, la razón para obedecer pasa de lo objetivo a lo subjetivo.

Si un obispo da una orden o determina lo ortodoxo, se puede equivocar y se puede apelar una autoridad superior dentro del orden eclesial. Pero cuando se llega al final del camino tanto en la autoridad para dar órdenes como en la autoridad para determinar qué es lo católico, allí no cabe más que obedecer y someter el propio entendimiento.

Por supuesto que esta obediencia y este sometimiento del entendimiento se hace de acuerdo al magisterio acerca de estos dos campos y de acuerdo al abundantísimo corpus de los grandes autores que han tratado este tema a lo largo de los siglos. La posibilidad de un obispo hereje no aparece en el magisterio de la Iglesia. Al revés, la tradición teológica determina como regla final del sistema de apelaciones el sometimiento al vicario de Cristo, aunque no hable ex cathedra. Esta idea de que no deberíamos someternos en cuestiones magisteriales más que cuando habla ex cathedra es ajena a la tradición. Por supuesto que no es infalible en una conversación durante la merienda o en una ocurrencia durante un sermón a los bomberos del Vaticano en una capilla. Pero sus actos magisteriales no infalibles se hallan protegidos de manera ESPECIAL por el Espíritu Santo.

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El obispo Schneider está defendiendo la hipótesis del papa hereje que es ajena al magisterio católico y a la tradición teológica, salvo por un pequeñísimo número de autores. Escuchemos al obispo exponer esta idea:

“To the authority of a Pope or a bishop which exceeds the limits of the divine law of the integrity and the clarity of the Catholic faith, one must mount firm resistance, which may become public. This is the heroism of our time, the gravest path to sanctity today. To become saints means doing the will of God; doing the will of God means obeying His law always, in particular, when this is difficult or when this places us in conflict with men, who, though as legitimate representatives of His authority on earth (Pope, bishop), are, unfortunately, spreading errors or weakening the integrity and the clarity of the Catholic faith”.

Esas ideas de manera lógica desembocan en el conciliarismo. Si ese obispo tuviera razón, ¿hay un modo de salir de esa paradoja al respecto del discernimiento de la fe en la Iglesia Católica que no sea el conciliarismo? No, no lo hay. Por eso en el siglo XX, ya antes del dogma de la infalibilidad, la hipótesis de un papa hereje desapareció de los tratados de dogmática.

Si ese obispo tuviera razón, la única salida a una confrontación entre la cabeza y el depósito de la fe sería el concilio universal. El dogma de la infalibilidad tiene ramificaciones en las que parece no haberse parado a pensar este obispo.

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Pido a los lectores de este blog un cariño sencillo, filial, hacia el papa; os pido un sentimiento casi infantil, cándido. 

El alma bondadosa excluye hacer juicios, mucho más excluye la murmuración. Amad y buscad la verdad, pero no deis dentelladas contra nadie. Sed sencillos como palomas. Juzgar al papa no entra dentro de las funciones de los fieles católicos.

https://www.youtube.com/watch?v=gGTuMdf0xKQ