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miércoles, febrero 15, 2023

Argentina: vivir en el peligro

 

Para nada quería escribir este post, pero la parte de comentarios me ha obligado a leer distintos artículos en la prensa más seria sobre la cuestión puesta sobre la mesa. Algún comentarista ponía en cuestión que en Argentina no había democracia. Esa acusación la escuchamos de los ciudadanos de casi todas las naciones, sea España o Brasil… pero es falsa.

El hecho de que el Poder Ejecutivo de Alberto Fernández abiertamente anunciara hace algo más de un mes que no va a acatar una sentencia del Tribunal Supremo, no implica que ya no haya democracia en Argentina.

Incluso si un presidente y un congreso aprobaran una ley contra la independencia judicial, eso no significaría ipso facto que ya no hay democracia en ese Estado. Si en ese país sigue habiendo prensa libre y elecciones no fraudulentas, será posible remover a los gobernantes y restablecer la independencia judicial. Recordemos que en Hungría no existe separación de poderes representativo y legislativo, es un sistema unicameral. No por eso deja de ser una democracia. Y no es el único ejemplo de democracia con semejante concentración de poderes, el Reino Unido ha sido otro ejemplo en el que el parlamento elegía al Primer Ministro y, al mismo tiempo, tenía capacidad sin restricción para ejercer el poder legislativo, poder que regula el funcionamiento del poder judicial.

Lo he dicho en pasado, porque actualmente ya existe un Tribunal Constitucional. Y ese tribunal sí que puede anular una decisión del parlamento. Pero el Reino Unido era una democracia antes de la creación de ese tribunal, algo novedoso para la tradición británica.

Es cierto que si el Ejecutivo de cualquier país empieza por no acatar las sentencias del poder judicial, acabará por someterlo legalmente a su voluntad; será una mera cuestión de tiempo. Y que si lo logra, acabará por atacar a la prensa libre hasta comprarla, prohibirla o silenciarla. El último paso de toda esa evolución será lograr un sistema electoral fraudulento.

Con todo esto no estoy diciendo que no haya ataques graves o gravísimos contra la democracia en Argentina, pero la muerte de la libertad no suele ser un acto tan rápido, tan automático.

La democracia admite grados de perfección. Pero repito que afirmar que en un país ya no hay democracia no es aceptable mientras siga habiendo elecciones no fraudulentas con una prensa independiente. Lo que el comentarista comentaba era una crisis constitucional. Aun así, un presidente como Alberto Fernández que anuncia públicamente que no acatará el fallo del Tribunal Supremo es un verdadero peligro para sus ciudadanos. Alguien que hace eso daña la democracia terriblemente. Lo que habrá que ver es si el daño es temporal y reversible. De momento hay democracia en Argentina, pero Alberto Fernández le ha asestado un golpe de consecuencias que solo el futuro nos dirá si se queda allí o sigue adelante.

Lo curioso es que ese presidente fue profesor de Derecho Penal. Ya se ve que en las clases de Derecho Constitucional debió quedarse dormido. Hay que tener cuidado, porque ese tipo de siestas acaba provocando pesadillas. Terrores nocturnos de los que millones de seres humanos no pueden despertar.