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sábado, julio 22, 2023

Los padres fundadores merecen un doctorado honoris causa

 

Mañana son las elecciones generales en España. En mi libro La decadencia de las columnas jónicas en el congreso hay cien escaños. Cada que vez que alguien obtiene el 1% de los votos consigue un escaño en el parlamento. Si obtienes un 5%, consigues 5 escaños. Pero eso es en mi ensayo, en la constitución española todo es más complicado. Todo más complicado, en realidad para nada. De esta complicación innecesaria, nadie saca beneficio alguno. Aunque el sistema sí que favorece a los partidos nacionalistas.

En España, cada provincia tiene un mínimo de dos escaños. 102 escaños se reparten a razón de dos por provincia. Después, a cada provincia se le asigna un número de escaños según la población que tiene. Se reparten equitativamente el número de escaños según la población de cada provincia. Y dentro de cada provincia se reparten los escaños asignados según la Ley D´Hont.

El senado se conforma de manera parecida: unos escaños fijos para repartir entre provincias según resultados, y un escaño más por cada millón de habitantes en una provincia.

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Yo prefiero mi sistema: más sencillo imposible. Sobrerrepresentar a las provincias con menos habitantes no tiene ningún sentido en los tiempos de la aldea global. Tiempos en los que una nación como España forma una unidad por comunicación, viajes y teletrabajo. Todos esos tejemanejes representativos no suponen ninguna mejora para los habitantes de provincias con poca población. Aunque sí que son una inmensa ventaja para los partidos nacionalistas, pues los votos repartidos por provincias se pueden quedar en un resultado de 0 escaños, pero concentrados en una sola provincia puede producir una sobrerrepresentación notable dentro del reparto de escaños

Se suele decir que el senado es una cámara más territorial en España, pero, bueno, la verdad es que para nada. El sistema de reparto es el que he dicho.

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Los padres fundadores de nuestra constitución eran gente muy limitada en sus capacidades, de manera que ni se dieron cuenta de con menos votos los nacionalistas iban tener mucha más capacidad de decisión en el congreso y en el senado. Realmente ni se dieron cuenta, de otra manera no hubiera tenido sentido un regalo así sin más, a cambio de nada. Con todos estos chanchullos y tejemanejes lo que rompieron fue la regla de un hombre un, voto. Pues ya no pasaban a valer lo mismo unos votos que otros votos.

La democracia debe basarse en la justicia. Esa diferencia no era justa. Nunca lo ha sido. Pero ya he dicho que los padres fundadores no eran especialistas en el campo constitucional (con alguna excepción nada relevante) y tuvieron una decidida voluntad de decidirlo todo por sí mismos sin consultar mucho.

Digo que las excepciones no fueron relevantes, porque el que un joven haga una tesis en Derecho Constitucional no le convierte en uno de los grandes expertos en ese campo. Pero sí que hubo mucha determinación en decidirlo todo por sí mismos y a veces a toda prisa en la mesa de un restaurante. Los fallos de redacción y de funcionamiento son bien conocidos por los especialistas.