He tenido que interrumpir
el relato de mi viaje a Cataluña, pero es por una buena causa: consolar a los
miembros del Opus Dei que se sientan decepcionados por los tres cambios que se
han dado en los últimos años respecto a la prelatura.
Pero consuelo con la
verdad. Ningún otro consuelo sería salutífero. Un comentarista de este blog
colocaba una carta de san Josemaría hablando de este tipo de decisiones de la
Iglesia, justamente de esto. Y sus palabras son las de un santo.
De la carta n. 8 de san
Josemaría (nn. 53 y 54, de 1943) entresaco estas frases (los resaltes en
granate son míos):
…y —sea la que fuere la
forma jurídica que, con el tiempo, tome la Obra— la Iglesia, que es nuestra Madre…
Esta es la razón por la
que no admitimos, sobre la Iglesia, ni una duda ni
una sospecha.
No concibo que se pueda
amar a la madre, y que se hable de esa madre con
despego.
Y nunca estaremos
bastante satisfechos de nuestro trabajo, por muchos que sean los servicios que,
con la gracia de Dios, hagamos a la Iglesia y al
Papa, porque el amor nos exigirá más
cada día…
Con el amor
desinteresado, hemos de tener una gran confianza…
Con este espíritu de confianza filial, recibiremos siempre con gozo y
alegría cualquier noticia que nos venga de la Esposa de Jesucristo, también cuando sea dolorosa o pueda parecerlo, a
los ojos de personas ajenas a la Obra, ya que sabemos que de la Iglesia no nos
puede venir nada malo.
Así habla un santo. ¿Qué
haría san Josemaría si viviera? No tengo la menor duda.
Lo repito, ¡otra vez!, la
realidad de lo que es el Opus Dei sigue inalterada. El Opus Dei sigue siendo lo
que fue desde el principio. Si vamos al fondo de la cuestión, ni siquiera ha
habido un real cambio jurídico, solo se le han quitado unos oropeles que para
nada formaban parte de la esencia de la Obra.
Conozco todos y cada uno
de los detalles de los cambios que se han producido en los últimos años con las
tres reformas, los he discutido con varios sacerdotes y laicos, y todos esos
cambios se pueden resumir en que el prelado (con báculo o sin báculo) tiene la
misma autoridad ahora que antes.