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martes, octubre 17, 2023

La opción que ahora mismo es impensable, pero en la que hay que empezar a ir pensando

 

Desgraciadamente, la bella Palestina (la de la foto), aquella tierra de los palestinos originales, ya no existe. Sea dicho de paso, aquella Huesca idílica, rural, de mis abuelos, tampoco.

Llevo años dándole vueltas al tema de Palestina, y siempre pensando que se trataba de un problema insoluble. Pero ayer, por primera vez, se me ocurrió un enfoque totalmente distinto. Sé que es irrealizable, hoy por hoy, pero se trata de una opción que debería estar en la mente de los estadistas de las grandes naciones.

El giro radical consiste en olvidarse de la tierra, de los límites, de las fronteras, de los planes previos, de los derechos, y comenzar a pensar ya solo en los palestinos. El Estado Palestino (es decir, la Cisjordania) seguiría como hasta ahora, siendo la patria de ese pueblo.

Pero la población que malvive en la Franja de Gaza debe entender (y nosotros debemos entender) que vivirá mejor en cualquier lugar del mundo. El cualquier sitio tendrán futuro. En la Franja no hay futuro, no hay futuro desde el 2007 en que tomó por la fuerza del poder desplazando a Al Fatah. Hamas, con medias palabras, ha dejado claro desde 1988 que pretende la recuperación universal por la fuerza de todas las tierras que un día pertenecieron al Islam.

Véase el artículo 9 de sus objetivos fundacionales:

https://avalon.law.yale.edu/20th_century/hamas.asp                                                                           

Así que ha llegado el momento de que se vaya haciendo a la idea la comunidad internacional de que esa población de Gaza (que ocupa un yermo de 40 kms de largo) tiene que comenzar a vivir humanamente ya. Que no se puede seguir sacrificando la existencia de tres millones de seres humanos en pos de unos propósitos inalcanzables. No entro aquí en los derechos o en la ausencia de derechos, si vamos por ese camino, seguiremos perpetuando el mal. El ser humano es lo central. Si seguimos poniendo, en el centro de todo, la cuestión de quién posee un trozo de tierra desértica estaremos prolongando el sufrimiento. Nos guste o no, sea justa o no, desde hace tres generaciones, se ha establecido una situación de hecho. Cualquier solución debe dejar de lado las ilusiones para partir de la realidad.

Sé que la opción de la reubicación, ahora mismo, es irrealizable por inadmisible; pero hay que empezar a hablar del tema. Evidentemente, los países árabes no quieren en sus territorios una población en la que el adoctrinamiento terrorista ha calado muy hondo. Desde hace tres generaciones, los palestinos cuando han emigrado NO han ido a los países islámicos.

Ningún país quiere tres millones de palestinos en sus fronteras. La única solución posible es repartir esa población entre África, Latinoamérica y Asia. Todos juntos constituyen un desafío para cualquier Estado, pero repartidos pueden ser comunidades prósperas y bien aceptadas.

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Y acabo con una añadidura. En el censo de 1922, de los 757 000 palestinos, 73 000 eran cristianos, la mitad católicos. Es decir, eran el 10%.

Ahora en Gaza, los cristianos son el 0,8%. ¿Qué significa esto? Pues que los cristianos, hace ya decenios, llegaron a la misma conclusión a la que yo ahora he llegado.

La comunidad internacional, el grupo terrorista y parte de la población gazatí se pueden seguir empeñando en la inmolación total por una tierra completamente desértica, podemos estar otras dos generaciones luchando desde esas ruinas de ciudad. Pero un padre querría lo mejor para sus hijos. Y toda lucha lícita (que, en este caso, debería ser pacífica) tiene un límite, más allá del cual se cae en lo irrazonable. El Estado Palestino es la Cisjordania y les deseo todos los bienes para su futuro.