Sermones en vídeo

miércoles, enero 22, 2020

Hay excepciones y hay situaciones malas más generalizadas por un tiempo



Estimado Alfonso: No, no sabía que había sirvientas dentro de los monasterios. Había sabido de algún caso al leer la biografía de santa Teresa de Jesús. Pero pensé que era una excepción. Lo que se relata en el libro de Lavrín no era lo normal en los conventos de todo el continente. Analiza una corrupción de la institución.

De hecho, en el libro de esa profesora de universidad se observa el escándalo de los obispos llegados de España y como tanto la curia diocesana como los mismos franciscanos se esforzaron por reformar esa situación. Y, al final, lo lograron. Pero, insisto, no podemos confundir una situación concreta de los conventos de un país con la generalidad.

De uno de ellos, creo que era un obispo, no lo sé porque la cita la tomé hace una semana del libro de Asunción Lavrín, decía:

Afirmaba haber sufrido, igual que todos sus predecesores, la pena de ver el desordenado uso de los ingresos privados de los conventos; la compra y venta de celdas, y el enorme número de sirvientas y seculares. El último rubro, en particular, le causaba el mayor desasosiego. Decía que en conventos con 100 monjas solía haber más de 200 sirvientas que contaminaban el ambiente claustral con sus vanidades, chismes y malas costumbres. Las sirvientas, según él, eran especialmente despreciables en Nueva España

Lo que me hizo gracia fue observar la defensa de la situación por parte de las interesadas. Las citas son del mencionado libro de Lavrín:

Las clarisas argumentaron a su favor que las súbditas de “estas provincias”, refiriéndose a la Nueva España y posiblemente a todo el Nuevo Mundo, no ignoraban las constituciones de la religión ni las bulas apostólicas, aunque “aquí no es como en Castilla”. Toda propuesta de cambio en su forma de observancia debía ser congruente con “la calidad de la tierra y costumbres”.

Lo de la calidad es graciosísimo. Y añadían estas defensoras de la situación:

Regresar a una forma de vida más simple, la que se pensaba que había sido observada por las primeras comunidades cristianas, parecía anacrónico y fuera de lugar en el siglo XVIII.

¿No vemos aquí algunas luces para el tema del sínodo alemán?