Sermones en vídeo

miércoles, junio 17, 2020

Honrando a Dios con la arquitectura



Perdonad, hoy toca otro post-fantasía un poco aburrido. (O muy aburrido.) Además, del peor tipo: el post arquitectónico. (¡Mamma mía! Preparaos.) Sigo adelante. (Tras la petición de perdón, a perpetrar.)

¿Os acordáis de la Iglesia de la Pasión de Cristo? Esa idea que os expuse. Pues ayer se me ocurrió que se podría hacer algo parecido con la Virgen María. Es decir, un templo de planta cuadrada, dividido en nueve capillas, en el que en cada una hubiera un símbolo, solo uno, de la Santísima Madre de Jesús.

En uno se podría exponer una bellísima flor que fuese una impresionante alhaja que fuese símbolo de la Virgen: un lirio, una azucena. Algo que fuera una predicación en sí misma. Una predicación material, tangible.

En otra capilla, podría haber una bellísima pila bautismal que fuera símbolo de María como pozo de la gracia. Pila en la que se harían bautismos.

Por supuesto, en una capilla, solo en una, habría una impresionante imagen de la Virgen. Esta estaría al final del recorrido, porque también esta iglesia estaría pensada como recorrido, como itinerario, como romería de veneración.

En la capilla central, estaría una reproducción de la Casa de Loreto. En una de las salas interiores, se situaría el sagrario del templo. Habría asientos alrededor de esta réplica de la Casa de Loreto para que, cuando se llenase el interior, la gente pudiera hacer su oración alrededor de ella. La casa se transformaría así en una especie de segundo sagrario de piedra que contiene el interior metálico.

Leeré en la sección de comentarios qué otras cosas podrían colocarse en un templo de esta naturaleza: un templo para la Virgen.

También se me ha ocurrido que este segundo templo podría construirse al lado del Templo de la Pasión de Cristo, porque María siempre estuvo junto a su hijo desde que nació. Cada templo sería de planta cuadrada, pienso en algo similar a la Lonja de Zaragoza; y se podrían colocar uno al lado del otro. Dejando entre los dos un espacio cuadrado para crear un claustro. En medio del prado central habría un árbol, como símbolo del árbol de la Vida.

En fin, espero que me sugiráis más ideas para este afán de erigir templos que sean conceptos nuevos para este siglo XXI.

Post Data: Querido señor Munsk, sé que le hacía ilusión lo de una empresa privada para ir al espacio. Pero, en realidad, la gente no quiere ir al espacio. El espacio es aburrido, vacío, negro y no hay nada parecido a Star Wars o Galáctica. Se parece más al Desierto de los Monegros. Lo que en realidad la gente quiere es peregrinar a templos como el que le he descrito y que cuestan una cuarta parte de su alocado e insensato proyecto espacial.