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miércoles, agosto 19, 2020

Meteduras de pata... pontificias

 






Os he puesto algunas fotos de obras modernas arquitectónicas que me gustan mucho. No siempre lo más grande es más bello. Cuántas ideas me vienen a la cabeza para construir iglesias.

Cambiando de tema. Ya os dije que estaba leyendo la carta que el papa Clemente dirigió a los corintios en el siglo I. Pues bien, una cosa que me decepcionó mucho es que ese papa creyera que existía el ave Fénix, y lo diera tan por cierto que lo pusiera en esa carta. Este es el texto del capítulo XXV y parte del siguiente:

“Observemos un prodigio admirable que se verifica en los países orientales, esto es, en la Arabia. Existe allí un ave, que se llama fénix; esta es unigénita y vive quinientos años. Cuando ya está cercana a la disolución, por la muerte, se arregla un nido con incienso, mirra y otros aromas, en el cual entra a su tiempo y muere. De su carne descompuesta nace cierto gusano, que alimentándose con los restos del ave fallecida, cría plumas, y después más fuerte, arrebata el nido, donde descansan los huesos de su antecesora, y llevándolo desde la región arábiga hasta Egipto, se dirige a la ciudad que se llama Heliópolis. Volando allí en presencia de los observadores, coloca aquel nido sobre el altar del Sol, y en seguida se vuelve por el camino que trajo. Después los sacerdotes observan cuidadosamente el cómputo de los tiempos y encuentran que el ave volvió al cumplirse al año quinientos.

¿Acaso juzgaremos que es cosa grande y admirable el que el Creador de todas las cosas haga resucitar a aquellos que le sirvieron santamente y en la esperanza de su buena fe, cuando por un ave nos manifiesta la magnificencia de su promesa?”.