Sermones en vídeo

lunes, febrero 22, 2021

Le llamábamos "Karla"

 

Estaba revisando los días pasados unos párrafos de mi libro La decadencia de las columnas jónicas. Y me di cuenta de un pequeño detalle: no sirve para nada el que haya una comisión parlamentaria (en España) o una comisión del Congreso (en Estados Unidos) para que el jefe de los servicios de inteligencia informe a esa comisión, y esa comisión le “supervise”.

En todas las democracias, los servicios de inteligencia (los llamaré Inteligencia a secas) están “supervisados” de esa manera. Hay que ser claros: no sirve para nada. Diez o doce parlamentarios no tienen capacidad alguna para investigar nada en una de esas reuniones a puerta cerrada. El jefe de la Inteligencia llega allí, dice lo que quiera y se marcha hasta el siguiente año.

La actuación ilícita o simplemente desviada o no del todo honesta de los servicios secretos es muy difícil de detectar porque si se produce, no es como si lo hiciera cualquier otro grupo organizado para delinquir. Un servicio de inteligencia es un grupo especialmente bien organizado y entrenado, pero con conexiones con otras ramas encargadas de salvaguardar la ley.

Solo en los casos flagrantes, la Inteligencia tirará la toalla y dejará caer al superior responsable. Pero, en la mayoría de los casos, la capacidad investigativa de un juez no va a poder hacer frente a todos los recursos que tienen esos otros profesionales para distorsionar los datos.

De ahí que, en todas casi todas partes, seguro que hay excepciones, la Inteligencia experimenta una verdadera sensación de impunidad, de estar por encima de la ley. Ellos mismos se autorregulan y vigilan. Porque si no, saben que nadie lo podrá hacer. Insisto, en la mayor parte de las democracias que funcionan, estos servicios no son los malos de la película porque suele haber personas honestas en la cúspide que se encargan de controlar y sancionar.

En mi opinión, la única solución buena es que, en cada democracia, exista un grupo especializado de profesionales encargados de supervisar las actuaciones de la Inteligencia. Y que ese pequeño grupo sea externo. Es decir, que sus integrantes no pueden pertenecer al mismo grupo investigado. Debe existir, como en cualquier cuerpo del Ejército, un sistema de investigación interna, pero debe haber otra referencia externa.

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Post Data: Si lee este post algún miembro del CNI, Centro Nacional de Inteligencia, por favor, les hago gratis un nuevo logotipo para sus servicios de inteligencia. El que tienen ahora... es manifiestamente mejorable:

https://es.wikipedia.org/wiki/Director_del_Centro_Nacional_de_Inteligencia

Se lo hago gratis. No tendrán que ir diciendo: “Sí, nuestro logotipo nos lo diseñó un cura”. Pero es que el de ahora se nota que lo dibujo algún jefe sobre la servilleta en algún restaurante.