Sermones en vídeo

jueves, noviembre 11, 2021

La foto en el momento justo

 



Las fuerzas de la economía funcionan bien solas en muchas ocasiones, pero en otras se requiere un encauzamiento. Hay ocasiones en que el movimiento ciego de los elementos económicos actúa contra el bien común, creando círculos viciosos que no se solucionan por sí mismos. Esto es Rerum Novarum. La Iglesia tiene un precioso tesoro de enseñanzas acerca de doctrina social. El Evangelio debe aplicarse también a la economía.

Ahora tenemos un gigantesco agujero de PIB creado por la pandemia, paro que va a ser de larga duración, una crisis energética (de ahí el problema con los camioneros) y un problema con el suministro marítimo.

El problema energético es muy complicado. He escuchado a los que saben y todos coinciden: esto va a ir para largo y su solución es muy difícil. Reservas hay y muchas, pero el petróleo normal se está acabando y cada vez más hay que echar mano de hidrocarburos menos parecidos al “petróleo normal”. El problema ya venía de antes (aunque la gente común no lo sabía) y la poca demanda durante la pandemia pospuso el problema. Pero ahora una demanda repentina ha puesto el problema sobre la mesa y agravado.

La solución debería ser algo ideado por los mejores expertos independientes: una solución justa, realista, racional, a largo plazo. Pero, hoy por hoy, se van buscando pequeños remiendos y nacionalistas, cuando se trata de una cuestión de grandes magnitudes.

Para mí todo esto tiene un significado religioso. La falta de Dios provoca cada vez mayores desarmonías que van preparando el camino a la pobreza, a las convulsiones sociales, a los dirigentes autoritarios, al marchitamiento de la democracia.

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He escuchado hoy al presidente de Bielorrusia. Madre mía. Increíble que este señor haya llegado a dirigir los destinos de millones de personas.