Para mí la administración de la Justicia
es algo tan noble que estoy totalmente a favor de que existan unos protocolos y
unos códigos de vestimenta especiales, como ocurre en el Reino Unido. La misma
sala del tribunal debería ser expresión de la importancia de lo que allí se
realiza. No digo que tengan que ser salas monumentales o decoradas con boato,
también hay belleza en la sobriedad. Todos hemos visto películas de juicios en
pequeñas poblaciones de Estados Unidos; y a pesar de la modestia de la
población, su sala de juicios era sencilla, pero noble. He visto salas actuales
de tribunales que tienen la estética de una oficina vulgar.
La democracia debe tener en la más
alta consideración ese acto de absolver o condenar. Muchas veces no es tanto
una cuestión de dinero como de gusto. Mucho dinero no asegura el buen gusto.
Y, en cuanto a las vestiduras, reconozco lo fácil que es mantener una tradición, y lo difícil que es resucitar una tradición cuando esta se ha perdido. Ahora bien, se puede hacer una creación ex novo que tenga el apoyo del poder judicial por ser vestiduras cómodas, que no den calor y que muestren nobleza. Vestiduras para los jueces, los abogados y los secretarios.
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El juez y la policía son los únicos
que pueden quitar la libertad a un ciudadano. El sistema judicial y policial
son la barrera que contiene el caos.