Esta foto está muy bien hecha pues
me echa veinte años más de edad. Perdón, añadid diez más: cuando tenga 80 años,
si me conservo bien, más o menos apareceré así.
Lo digo en broma. A partir de los 75,
cada vez más me tengo intención de parecerme más al maestro Joda. No porque tenga
superpoderes, sino por las arrugas, los párpados caídos, la espalda encorvada,
el bastón, el carácter un poco gruñón. Algunos de mis enemigos me aseguran que
me pareceré más bien a Gollum.
Lo que sé es que en mi vejez no me
pareceré al presidente Snow; el de Los juegos del hambre, película aburridísima
que no he visto. Dejo este link para los que no caigáis en la cuenta del porte
majestuoso de ese personaje:
Pero cuando vi a ese presidente me
pregunté en lo más profundo: “¿Por qué no puede envejecer en esa línea y no en
la línea de un vejete gordinflón cuya cabeza parece una bola de billar?”.
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Sobre Putin hoy solo quiero decir
que no salgo de mi asombro por su bombardeo de una central nuclear con seis reactores.
Ese hombre ha corrido un riesgo a costa de todos nosotros. Todos hubiéramos
pagado el precio de sufrimiento que ese señor ha estado dispuesto a asumir. Porque
Dios así lo ha querido, no ha pasado nada. Pero es cierto que el 4 de marzo la
historia de Europa podía haber cambiado sustancialmente. Los que hayan visto la
serie Chernobyl saben muy bien lo que hubieran sido no uno, sino seis
reactores incendiados, echando gases radioactivos durante meses.
Putin está dispuesto a todo, está
descontrolado, rabioso, antes morir con todos que perder. Antes llevarse a Rusia
consigo al abismo que ceder. El “yo” ante todo, por encima de todo. Yo, yo, yo.
Disfrazado ese ego con el patriotismo de una nación. Pero la nación es lo de
menos, es el “yo”.
Como ya dije en su momento, creo que
la Unión Europea y Estados Unidos están actuando del mejor modo posible. Dadas
todas las circunstancias, lo que hacen es lo más adecuado.
Pienso que Dios actuará. El fin de
Putin puede estar más cerca de lo que imaginamos. Y si no está cerca, y si hace
muchas más cosas espantosas contra ese pobre pueblo ucraniano y después contra
los europeos, significaría que Dios lo permite por sus planes, planes de
tribulación, pero planes para bien.
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La foto de arriba es la primera de unas cincuenta en que promociono la Pizza Hawaiana de la marca Acme Pizza Corporation. No os sorprendáis si cada vez con más frecuencia veis mi rostro en sus escaparates.
Ya sé que es una corporación armamentística, pero una de sus divisiones cocina pizzas.