Hoy estaba pensando lo bien que funciona
El Pilar de Zaragoza. Confesiones: a todas las horas. Misas: a todas las horas,
menos a tres horas durante el tiempo del almuerzo. Siempre abierto. Se abre a
las 7:30, se cierra las 21:30. El Pilar es un lugar de culto único, un lugar
vivo. Es la catedral que desearían ser todas las catedrales del mundo. Ninguna
de las cuatro basílicas mayores de Roma tiene la vida que tiene ese
santuario-catedral. Esas cuatro basílicas se han convertido en meros marcos
para grandes celebraciones, no en un lugar donde acude la feligresía de forma
cotidiana.
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Ahora bien, que nadie se excuse en
que Zaragoza es muy grande. Tiene solo tres veces más población de Alcalá de
Henares. Y si contamos con que forma una conurbación con Torrejón de Ardoz, hay
2/3 partes de la población de Zaragoza.
No, no debería ser tan imposible
crear un templo a imagen y semejanza del pilar. Para lo cual se requiere un espacio
interno amplio (véase la Catedral de San Abán) que cree un marco digno,
catedralicio, grandioso; un clero que resida allí y que rece las horas
canónicas; confesionarios con horarios mantenidos con fidelidad; y un culto grandioso,
que es lo mismo que tradicional, nada de cosas raras.
Conseguido eso, todo lo demás se
dará por añadidura, poco a poco; sin prisas, como una planta que va creciendo.
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Me parece increíble que Madrid que tiene
ocho veces más habitantes que Zaragoza no haya logrado algo ni lejanamente así.
Ciertamente la Almudena es tan gélida que hay que ponerse abrigo al entrar; me
refiero a gelidez espiritual.
Para nada esto es una crítica de los sacerdotes que trabajan en esa catedral. Ellos no pueden luchar contra los elementos. Para hacer lo que he expuesto se requeriría un plan muy a largo plazo, con una comunidad de sacerdotes viviendo en el mismo templo, etc., etc. Para nada, ni lo más mínimo, es una crítica a los que allí hacen lo que pueden en un templo invadido por turistas y con muy poca feligresía en los alrededores. No, ellos no pueden hacer más.
No se trata de crear más y más
parroquias, se trata de hacer algo cualitativamente distinto. Y la única
autoridad que puede crear eso es la de un obispo, y con todos los recursos
humanos de una diócesis.