Mi yo frente al Yo de Dios. Lo que
determina la relación entre estos dos yoes, entre la independencia de estas dos
voluntades, es la verdad. Incluso el amor se presenta a mi entendimiento como
verdad. Es la verdad lo que determina a mi yo frente a la total indiferencia en
relación al otro Yo.
Sin la verdad cualquier decisión
frente al otro sería lícita. O mejor dicho ya no existiría ni licitud ni
ilicitud. La relación entre los dos yoes debe basarse en la verdad. Cualquier
atentado, deformación, indiferencia con respecto a la verdad tendrá
consecuencias en mi yo. Basarse en otra cosa que la verdad siempre acarreará
perjuicios.
Y la verdad me llevará a entender
que debo encontrar mi yo en el Yo de Dios.