Sermones en vídeo

martes, agosto 23, 2022

A vueltas con el tema de la nueva constitución que se está fraguando en Chile

 

Hoy, mientras fregaba platos, lavaba los suelos y organizaba todo en la cocina, he escuchado íntegramente las conferencias reunidas en este link titulado ¿Quién defiende la constitución? Las ponencias versaban acerca del tribunal constitucional:

https://www.youtube.com/watch?v=3lLuwQapnPQ&t=2390s

Todos los ponentes son chilenos. Especialmente brillante, magistral, el primer ponente Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales. Le he escuchado con admiración.

Al escucharlos, pensaba lo bien construida que estaría una constitución si gente como la que aparece en el vídeo, profesionales del Derecho, se reunieran para redactar el texto de la carta magna. Si los que se reunieran fueran personas con un conocimiento tan profundo y con una racionalidad como la que manifiesta el rector que habla en primer lugar, el resultado no tendría sorpresas: sería un texto ejemplar.

El problema es cuando quienes no tienen ni idea, pero han ganado las elecciones a base mítines, se ponen a ensamblar engranajes, unir piezas y apretar tuercas. Hago constar que también escuché a Boric (presidente de Chile) en un vídeo explicativo, con una pizarra detrás, que estaba explicando por qué había que redactar una nueva constitución. Al final todas sus nada convincentes explicaciones se podían resumir en esta frase: no quiero que ninguna institución me pueda decir que algo que haga es ilegal.

No me lo podía creer. Lo dijo de un modo nada claro, más confuso imposible, pero lo que expresó, en definitiva, fue eso: Necesitamos una nueva constitución porque en la actual tengo los obstáculos de los poderes legislativo y judicial.

El contraste entre la racionalidad y el conocimiento de la materia de Carlos Peña (y otros), y la superficialidad de ese político resultaba chocante. Pero es el político ambicioso el que de facto ha redactado el nuevo texto, y la volverá a redactar si falla el refrendo en la primera votación.

Una vez más, las grandes personas, los individuos competentes, existen; pero son los políticos los que organizan todo, lo disponen y toman las decisiones.