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viernes, septiembre 30, 2022

LA POLÍTICA ES REALISMO: Mi opinión sobre lo peor que puede ocurrir

 

Como todo el mundo me pregunta que es lo peor que puede pasar con la guerra en Ucrania, os lo comparto en este post. Son muchas las cosas que pueden suceder, muchos los pasos intermedios hasta llegar a la etapa peor en que puede desembocar estar guerra.

Esa etapa peor nunca va a consistir, directamente, en un ataque nuclear generalizado; sino que en esa etapa última habría cuatro pasos muy claros y definidos. Cuatro pasos consecutivos en lo que, sin duda, sería lo peor de lo peor que puede suceder. Esos cuatro pasos de la etapa cúspide serían los siguientes:

Paso 1: Uso de armas tácticas nucleares en el campo de batalla.

Paso 2: Impacto atómico en Kiev o en algunas ciudades ucranianas.

Paso 3: Ataque no nuclear a alguna infraestructura de la Unión Europea. Por supuesto, el primer blanco será el gaseoducto que une Noruega con Alemania. Pero también pueden ser centrales térmicas o cualquier otro objetivo con relevancia en el campo energético. Es decir, no se trataría de un ataque simbólico, no se trataría de una advertencia, sino de un daño real grave a la economía.

Paso 4: Bombardeo nuclear de tres o cuatro capitales europeas.

Alguien pensará si puede darse el paso 5, una guerra atómica total. La respuesta es no. El impacto de una bomba como la de Hiroshima en el centro de una capital como París o Londres supondría tal agujero económico en las cuentas de la nación, que la nación solo podría ocuparse en sobrevivir.

Bancos quebrados, empresas volatilizadas, archivos financieros destruídos… no hay ninguna nación que pueda sobrevivir económicamente a algo así. La economía de Alemania, por ejemplo, no es ahora la de 1945. Ahora la bola de nieve se haría mucho más grande, el dominó sería mucho más espantoso.

La palabra “recesión” se quedaría corta para lo que sucedería. Ni en diez años se regresaría a los niveles de vida previos a un impacto así.

Una recesión normal, cíclica, son unos cinco años de destrucción de empleo y de retroceso de la economía. Esto sería un fenómeno económico a otro nivel.

Dado que Putin el Asesino está dispuesto a llegar a la etapa cúspide es por lo que es necesario ofrecer a ese asesino una salida digna de acuerdo a sus fantasías megalómanas. Dado que, antes o después, nos vamos a tener que detener, es mejor hacerlo antes.

Los ucranianos han podido continuar la guerra gracias a las armas de la Unión Europea. Ahora hay que decirles: “Vuestras vidas valen más que esta tierra”.

Putin pasará y con alguien más sensato se podrá tratar de recomponer todo. Ahora hay que salvar a un pueblo entero (el ucraniano) y tratar de que el incendio de ese pirómano no sea continental.

Alguien puede alegar que después puede ser Finlandia o Georgia. No, vamos a tratar de arreglar cada problema conforme vaya apareciendo. No tiene sentido comenzar una guerra atómica cuando el problema es una sola persona, y esa persona puede resbalar en la ducha cualquier día. Si para evitar una guerra atómica hay que regalarle el Polo Norte, pues se le regala. El día después de los funerales a Putin, su sucesor nos dirá: “Tenemos que hablar”. Porque está claro que la economía rusa va a ser como la de Mongolia. Su sucesor se sentará en la mesa de negociación y comenzará diciendo: “Todos sabemos que Putin estaba loco…”. Y a partir de ahí comenzará el diálogo.

Alguien me dirá que su sucesor puede ser peor. Vale, es una posibilidad. Pero, como ya he dicho, vamos a solucionar los problemas uno por uno. Como queramos solucionar todos los problemas hipotéticos de aquí a cien años, no vamos a lograr nada. De momento, los problemas reales. Más adelante, podemos ocuparnos de los problemas hipotéticos.