Sinceramente, me alegré de que ayer, en el Mundial, ganara Marruecos
a España. A los españoles les hubiera dado alegría ganar el partido, pero a los
marroquíes les iba a dar muchísima más alegría.
Para nosotros hubiera sido una victoria más, para ellos era algo mucho más grande.
La comprobación de que el Marruecos de hoy no es el Marruecos de hace treinta
años, ese país ha progresado.
En Alcalá hay muchísimos
marroquíes y la convivencia con ellos ha sido óptima. Además, tanto los
marroquíes, como los rumanos, abundantísimos aquí, sin dejar de sentirse ciudadanos
de su país, se sienten también españoles, y con
toda razón.
Bastan muy pocos
radicales para crear actos vandálicos, pero en España, a diferencia de Bélgica
o Francia, no han logrado implantarse, y seguro que lo han intentado.
Así que, aunque casi
estoy seguro de que no tengo ningún lector marroquí en este blog, ¡enhorabuena
por la victoria! Y no solo enhorabuena, me alegro sinceramente de que ganarais
a la selección de mi país. Y así se lo pienso decir a mi frutero.