La vida sigue tranquila
en mi piso. Mi madre, en la cocina, se apresta a fregar. Le ayudaría, pero ¿qué
haría ella el resto del día? Sí, es mejor continuar con la tradicional división
de labores.
Cuando acabe, ella se
pondrá a ver algún programa de comentarios del corazón. Ella sigue esas “batallas”
con el mismo interés que yo sigo los combates en Ucrania.
Su marido ve las noticias
del deporte. Le encantan las noticias acerca de todos los deportes. Esta mañana
ha salido a dar un largo paseo. Desde que se jubiló es lo que más le gusta: hacer
largas marchas.
Yo estoy en el ordenador,
escribiendo acerca de ellos, y ellos no sospechan nada. Ja, ja, ja.
Mi madre va a lavar las cortinas
de la casa. Llevan sin ser lavadas una gran cantidad de años, pero yo las sigo
viendo blancas. También ha lavado la funda del edredón; la cual hay que
descoserla para poder hacerlo.
Se trata de una tarde
gris, nublosa, en Alcalá, lloviznando. No hace nada de calor. 22º de máxima,
17º de mínima. Creo que el año pasado pasó lo mismo, me parece recordar, que el
verano tardó bastante en llegar. De los tres meses de verano, nos vamos quitar
dos semanas.