He estado cuatro días con
dos familias mexicanas visitando Cataluña. Ha sido un viaje de lo más
encantador. Venían también los tres hijos de una de las familias. El primer día
lo dedicamos a Barcelona. Más de la mitad de la jornada la empleamos en visitar
el Museo Nacional de Cataluña. Qué preciosidad de salas románicas y góticas. No
llegamos pronto, pero salimos del museo a media tarde. La arquitectura del
Palacio de Montjuic me parece inmejorable, es de esos edificios que son
imposibles de mejorar. El arquitecto que levantó el proyecto sobre el papel
merece un monumento.
La Ciudad Condal, como
siempre, me pareció una ciudad viva, bella, rebosante de historia. Se nota que
Barcelona tiene una gran historia detrás, la historia de una burguesía
comercial e industrial que ha dejado infinidad de edificios detrás de sí;
mientras que Madrid empezó su gran desarrollo urbanístico muchísimo más tarde y
sin la presencia de esa burguesía. Pero sí que es cierto que las calles de
Madrid ofrecen la sensación de más serenidad. Las calles de Barcelona tienen
mucho más visitantes y comprendo que los barceloneses puedan sentir un poco de
agobio turístico.
Os seguiré contando el viaje mañana.