El último día hice
algunas reflexiones acerca de la amnistía (en el ordenamiento jurídico español)
desde un punto de vista meramente legal. Hoy me gustaría ir al fondo de la
cuestión.
Toda democracia se basa
en el Estado de Derecho. Sin el imperio de la ley, ni hay democracia ni
libertad.
En una democracia, todo
indulto, toda amnistía, supone dar mazazos contra los pilares que sostienen ese
imperio de la ley. A lo largo de la historia, todo aquel que se ha propuesto
derribar esos pilares lo ha hecho en nombre de la libertad, de la justicia
social, o para restablecer el orden público. El camino hacia la dictadura está
enlosado de preciosas intenciones.
Lo que nos propone
nuestro presidente Sánchez (aunque él no lo haya verbalizado todavía) es un
atentado sin precedentes contra el sistema de contenciones legales que preserva
nuestra libertad. Si se produce este atentado, otro pilar sería derribado. Y el
número de pilares es limitado.
Hay una relación directa
entre amnistía y el camino hacia un régimen autoritario. ¿Por qué no se cae en
la dictadura, automáticamente, tras una amnistía? Pues porque se necesita derribar
cierto número de pilares esenciales. Hasta entonces, el edificio sigue manteniéndose
en pie, por más que cruja y aparezcan grietas. Pero entre la suspensión del
imperio de la Ley y un presidencialismo autoritario hay una relación directa.
Si alguien piensa que es
posible hacer esta trampa, esta manipulación, sin ningún coste para democracia,
está equivocado. Después de una ley de amnistía todos seremos menos libres,
porque se habrá fraguado, a la vista de todos, otra violación de la división de
poderes. No, no una ley así no supondrá una destrucción definitiva del Estado
de Derecho, pero la influencia de este seísmo constitucional resquebrajará la
confianza en la ley por parte de los jueces y de los servicios de seguridad del
Estado.
Se producirá una sustitución
de la ley por la voluntad. Una sustitución de la racionalidad (la ley es
expresión de la racionalidad) por los intereses personales: yo quiero seguir en
el poder.
¿Qué precio estoy
dispuesto a pagar por seguir en el poder? Si la respuesta es la violación de la
justicia, esa persona no merece ser presidente. En ese caso, aunque se haga con
todos los requisitos legales, lo que quebrantaría no sería la ley, sino la
misma esencia de la justicia.
Con verdad, podría
afirmar el culpable: “No he quebrantado una ley, sino la confianza en la entera
justicia”.
Los indultos se han ido
dando de forma escandalosa año tras año, después han venido de leyes
crecientemente irracionales, ahora viene la amnistía. ¿Qué vendrá después? Sin
duda, el aumento del poder presidencial, el derribo de los muros legales que
contienen al poder ejecutivo.
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La belleza y nobleza de la justicia y la ley, frente a la voluntad del gobernante:
https://www.youtube.com/watch?v=PDBiLT3LASk
En español para los que
lo prefieran:
https://www.youtube.com/watch?v=cKuk9kJv41A