Me ha admirado no
escuchar ninguna crítica en los medios acerca de la medida de que los sueldos
se siguieran pagando durante el confinamiento total. El gobierno español es lo
que decidió por decreto.
Lo que se debería haber
hecho es decretar lo siguiente:
--No se pagan los sueldos. A cambio se ayudará a todo el que lo necesite.
--No se pagan impuestos directos de ninguna clase: ni municipales ni
estatales.
--Desde el día en que comienza
el confinamiento, se descuentan esos días del pago de alquileres:
sean de viviendas, sean de comercios, sean de naves industriales.
Si se hubiera hecho esto,
las empresas no hubieran tenido ingresos, pero tampoco gastos; no tantos
gastos. Las familias hubieran tenido que pagar los alimentos, la electricidad,
el gas. Pero eso sí que hubiera sido fácilmente financiable.
Pero si se hace como lo
han hecho, el resultado es que las empresas quiebran. El agujero de deuda se
iba a crear, eso era inevitable en un confinamiento. Pero si sobrellevaba esa
deuda solo el tejido productivo, lográbamos que se muera. Si lo sobrellevaban
las familias, se empobrecían. Pero, cuando salieran del confinamiento, podrían volver
a trabajar; tampoco ya todos.
Como se ve, de hacerlo de
un modo a hacerlo de otro el resultado era que millones de trabajadores podrían
seguir cotizando a la Seguridad Social, podrían seguir consumiendo, podrían
seguir produciendo riqueza. Hacerlo del otro modo, nos hacía más pobres a
todos, mucho más pobres.
Era un enfoque el que
expongo aquí elemental. Era mucho más fácil ayudar a las familias que se
quedaran sin ahorros, que no dejar que quebraran las empresas y después decirles
que vienen las ayudas. Quiebra ahora, futuras subvenciones después. Increíble.
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Tampoco se trataba de dividir
el esfuerzo entre todos: empresa y trabajadores. Si la empresa quiebra, quiebra
para todos. Si no se produce, no se puede pagar el sueldo, eso está claro. Lo que
ha hecho el gobierno ha sido que no haya descontento, aunque después va a haber
mucho más dolor.
Ha comprado popularidad a
cambio de dolor después, de mucho más sufrimiento.
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No desmentir rotundamente
medidas como una donación obligatoria de parte de la riqueza de los ricos, lo quieren
llamar “impuesto patrimonial”, es una locura. Eso es como anunciar a los españoles:
“Somos pobres, pero nos vamos a encargar de convertirnos en más pobres”.
La medida de la cuarentena
a los vuelos y tantas otras cosas demuestran que a los mandos del aparato están
los últimos de la clase, los repetidores. Los matoncetes que después se
dedicaron a la política.
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Hoy se ha sabido tras el amplio
estudio serológico nacional que el 95% de los españoles no están inmunizados. Dicho
de otro modo, en cuanto se levante el confinamiento, todo vuelve a empezar.
¿Se supone que el confinamiento
debe continuar hasta cuándo? ¿Hasta que el PIB baje un 40%? Este año os aseguro
que bajará un 20%. ¿Hasta que baje un 60%? ¿Hasta que baje un 80%?
El 5% de inmunidad nos va
a costar un 20% del PIB. Lo primero son las vidas.
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Y acabo con la frase del
año, aunque la leí ayer. El que la escribió lo hizo totalmente en serio: Yo es que soy muy rojo.
De verdad, qué se puede
comentar, en el año 2020, de una tal afirmación dicha en serio.
Como diría la reina
Victoria. We are not amused.