Sermones en vídeo

miércoles, septiembre 29, 2021

La cuarta rama de los poderes de la democracia

 

Ayer charlaba con un amigo oscense por teléfono, mientras el paseaba por el Pirineo y yo por un parque, tomando el sol; la vitamina D. En un momento dado, me comentó que me veía muy puesto en Derecho Constitucional. Le dije que sí, que desde hacía años había leído lo que había podido sobre el tema porque me preguntaba a mí mismo, una y otra vez, qué se podría hacer para mejorar la democracia.

Desde hace más de un mes, he llegado a la conclusión de que lo ideal sería que el parlamento por consenso escogiera a un presidente de gobierno que no fuera un político. La pertenencia a un grupo partidista con sus propios intereses distorsiona las decisiones que se han de tomar en la consecución del bien común.

Los representantes del Pueblo deberían consensuar una lista de individuos de inmenso prestigio capaces de regir la nación: un empresario filántropo, un gran intelectual de inmenso prestigio, un académico que sea un sabio. El debate a puerta cerrada debería ser valorar las cualidades de cada uno para llegar a un acuerdo. Pero a sabiendas de que todos los candidatos de la lista son dignos y adecuados para el cargo.

Ese presidente, a su vez, debería escoger unos ministros alejados de la política. Su elección debería estar basada en los méritos. Y ese consejo de ministros debería tener muy claro que, con prudencia y gradualidad, ha de buscar el bien de la nación, no la popularidad. Por supuesto que haciendo ciertas concesiones a la popularidad, pero con la vista bien puesta en el fin del buen gobierno.

Por supuesto que alguien nos repetirá que un ministro tiene que ser un poco un relaciones públicas, un personaje colocado de cara a la opinión pública y todo ese tipo de falacias que se pueden repetir para convencernos de que está bien escoger a individuos menos aptos y hasta ineptos para los puestos. Por supuesto que hay que buscar alguna excusa para justificar lo evidente: la poca aptitud.

Alguien objetará que un gobierno así sería un gobierno sin ideología. Bueno, con el cuento de la ideología llevan las naciones sufriendo a ineptos desde hace generaciones. Creo que ya va siendo hora de darle una oportunidad al mérito, al gobierno que busque la eficacia y no unos propósitos etéreos que son mera propaganda electoral.

martes, septiembre 28, 2021

Reflexionando sobre el pasado

 

He acabado de ver los cuatro capítulos sobre Afganistán. He aprendido muchísimo. Y una de las cosas que me ha llevado a replantearme era si resultaba necesario o conveniente el que la liga de naciones invadiera ese país en el año 2001.

Es cierto que en esa tierra vivía como huésped Bin Laden. Pero el documental deja claro con importantes testimonios que el régimen de los talibanes, antes de los atentados contra las Torres Gemelas, no estaba nada contento con la presencia de Bin Laden en su suelo.

Y que después de los atentados le dijeron que se marchara. Y que contactaron con la CIA para mandar un mensaje nítido: Bin Laden ya no está bajo nuestra protección. Con estas palabras, que se las repitieron al agente de la CIA que fue entrevistado, querían dejar claro que si tomaban represalias contra Bin Laden, el régimen no haría nada.

Este tipo de datos resultan esenciales a la hora de tomar una decisión. Son datos desconocidos para la población que hoy día han salido a la luz. Una vez conocido todo esto parece claro que mejor hubiera sido destruir los campos de entrenamiento de terroristas (si es que es verdad que se conocían) que no invadir todo un país.

La invasión de Irak no fue una buena decisión, así lo dije en su momento. En este blog, antes de la invasión de Irak, expuse las razones por las que moralmente no se justificaba una acción tan tremenda como una guerra. Pero es que ahora parece que incluso la invasión de Afganistán tuvo unas bases argumentales que ahora han dejado de estar claras.

Había que actuar contra Bin Laden, eso está claro. ¿Pero fue lo mejor invadir toda la nación? De hecho, se escapó, llevándose toda la información, personas y datos que quiso porque una invasión es un acto progresivo, no instantáneo. Si lo que se quería era acabar con la organización de Bin Laden, no está, ahora, claro que la invasión fuera la mejor opción. Quizá otras medidas de infiltración, vigilancia e inteligencia hubieran dado mejores resultados en orden a extirpar ese tumor.

Hoy día la información de esos años está sustancialmente desclasificada. Y ya no está tan claro que la versión simplificada que se ofreció a los medios fuera acertada. Y mucho menos que esa información llevara a la conclusión de que la invasión era el mejor remedio.

No pienso que hubiera mala voluntad en Bush, Blair y Aznar; para nada. Creo que los tres tomaron las decisiones con la voluntad de hacer lo mejor. Pero si el régimen talibán había dado permiso para actuar sobre Bin Laden, eso cambia todo.

El futuro con 2 455 bajas estadounidenses (y más de 20 000 heridos) en Afganistán es la demostración de que fue peor el remedio que la enfermedad.

lunes, septiembre 27, 2021

Qué foto tan bonita

 

Siguiendo el post de ayer. Lo que la gente considera como disfrutar de un modo salvaje es el peor modo de gozar de la vida. Una cosa son los serenos gozos y alegrías que Dios ha puesto en la existencia, gozos disfrutados con paz, con sereno orden; y otra muy distinta es tratar de forzar las cosas, buscando el exceso.

En el momento en que se trata de exprimir con violencia la vida, es la vida misma la que queda herida. Cuanta más violencia se aplique, más dolor se provocará. Disfrutar salvajemente de la vida es el camino que lleva justo a lo contrario.

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Esto es como una endemia de nuestra época: una enfermedad del espíritu que lleva a pensar que los demás están disfrutando de la vida al máximo y que uno mismo está como arrinconado en esa fiesta del disfrute de la vida.

¿Cómo convencer, sobre todo a los más jóvenes, de que la mayor parte de las personas llevan vidas normales y sencillas? La televisión ha logrado poner tantos pájaros en la cabeza. No, lo lamento, todos no podéis ser ni futbolistas ni actores de cine ni modelos.

domingo, septiembre 26, 2021

Vida y memoria

 

Al post de ayer, Alfonso comentaba que nunca se arrepentía de habérselo podido haber pasado mejor en alguna situación pasada. Sí, tiene razón: todo lo que hubiera podido hacer entonces, ahora, serían recuerdos. Y, además, los recuerdos se van desdibujando con el tiempo, se van tornando más borrosos. Incluso de los mejores momentos de nuestra vida, al cabo de los años, nos dejan impresiones cada vez difusas, como una foto menos nítida y no solo eso: en algunas zonas de la foto ya hay vacíos. Incluso en los recuerdos que creemos conservar con más claridad ya están afectados de muchas más lagunas de las que somos conscientes.

El versículo vanidad de vanidades es mucho más cierto de lo que normalmente creemos. Solo lo que quede en el alma pervivirá, todo lo demás será un castillo de arena al lado de la orilla.

El tiempo no es artero, simplemente es inexorable.

sábado, septiembre 25, 2021

Todo es vanidad

 

Ayer tuve una larga conversación con una buena amiga. Se me lamentó de no haber querido aceptar un viaje a China que le ofrecieron en los años 60. Sí, debía ser apasionante ver ese país antes del turismo en masa. China, Birmania, Tailandia cuando todavía se mantenían en todas sus peculiaridades.

Pero le dije que si hubiera hecho el viaje, ahora todos esos días no serían otra cosa que recuerdos. Hubo un escritor que no recuerdo que dijo algo así como que “la vida es recuerdo”. Ciertamente, el viaje hubiera sido todo lo interesante que queramos. Pero, al final, recuerdos. En ese sentido, ella no ha perdido tanto al no hacer el viaje. Pero eso vale para todos y para todas las cosas.

Salvo que aquello que es sobrenatural, todo lo demás... recuerdos, solo recuerdos.

miércoles, septiembre 22, 2021

El conocimiento teológico

 

Vivimos unos tiempos de admirables estudios teológicos. La teología ha alcanzado un nivel de profundidad y de especialización y de humanidad que me resultan fascinantes. La gente cotidiana que encontramos por la calle cree que puede hablar de determinados campos de la teología con toda audacia. Si se le hace ver que sobre algo en concreto no sabe, lo despreciará como detallismos que no tienen ningún interés.

Para comprobar el nivel que tiene la teología del siglo XXI a nivel global, baste leer el comienzo del listado de artículos del último número de la revista The Journal of Theological Studies:

Ethical Reading: The Transformation of the Text and the Self

Hindy Najman

 

Faith and Existential Security: Making Deuteronomy 8 Respond to a Current Sociological Theory

Zoltán Schwáb

 

An Essence–Energy Distinction in Philo as the Basis for the Language of Deification

Tikhon Alexander Pino

 

Two Lost Lines of the Coptic Hermas in BnF Copte 130 (2) F. 127

Dan Batovici

 

Melito’s Peri Pascha 1–5 as Recovered from a ‘Lost’ Leaf of Papyrus Bodmer XIII

Brent Nongbri, Stuart George Hall

 

The Parable of The Lame and The Blind In Epiphanius and its Relation to Jewish Sources: New Texts

Ophir Münz-Manor

 

P.Mich. inv. 4461KR: The Earliest Fragment of the Didascalia CCCXVIII Patrum Nicaenorum

Lincoln H Blumell

 

Revisiting the Date of Chrysostom’s Homilies on Genesis

Doru Costache

 

Under the Spell of John Philoponus: How Chalcedonian Theologians of the Late Patristic Period Attempted to Safeguard the Oneness of God

Dirk Krausmüller

Creo que el listado habla por sí mismo. Eruditos que han dedicado toda su vida a estudiar una determinada parte del mundo de la teología. Por eso, cuando uno habla con ciertas personas (o les lee) resulta necesario hacerlo con mucha humildad.

martes, septiembre 21, 2021

Viendo las noticias, leyendo análisis, escuchando a los que saben

 

Cuando las cosas salen bien, no les solemos dar mucha importancia. Siempre nos llevamos las manos a la cabeza cuando una pequeña decisión tiene consecuencias desastrosas. Comprar Alaska salió barato, pero sus consecuencias han sido extraordinariamente beneficiosas para Estados Unidos. Una pequeña decisión con gigantescos efectos. No seguir ayudando a los rusos blancos durante la guerra civil fue otra decisión con gigantescas consecuencias. La lista podría seguir. 

Omisiones y acciones que conllevan toda una larga cadena de efectos. Hay cadenas tortuosas en las que llegar a conclusiones no resulta claro. Hay otras cadenas en las que la linealidad y la claridad resultan innegables, salvo que queramos prescindir del uso de la razón.

El tablero geopolítico del mundo me resulta apasionante. Suelo hacer algún comentario personal, de vez en cuando, en este blog que es como un grupo de amigos. No es mi campo, no es mi materia, pero resulta fascinante ver cómo se mueven las fichas en este complejísimo ajedrez: la alianza Aukus de Australia que conlleva consecuencias a largo plazo, los signos que están mandando a los mercados los serios problemas financieros de varias empresas públicas chinas, las decisiones respecto al 5G, y tantas y tantas decisiones que conllevan efectos y más efectos.

Algunas de esas causas son tan poderosas que sus efectos no se podrán torcer sustancialmente durante mucho tiempo y habrá que soportarlos a largo plazo, nos guste o nos guste. Efectos férreos que aparecen, y lo son, indoblegables. Efectos que solo se pueden ir desviando progresivamente, como el cambio de rumbo de un superpetrolero que puede recorrer muchos kilómetros antes de detenerse. Ahora mismo el mundo sigue una inercia (para bien y para mal) fruto de millones de decisiones. De las cuales, varios cientos de decisiones fueron extraordinariamente relevantes.

Las consecuencias pueden ser muy tristes, pero observar la interactuación de esas decisiones sobre el tablero resulta todo un espectáculo.

lunes, septiembre 20, 2021

He viajado a Teruel

 

El pasado jueves y viernes estuve presentando dos libros en Teruel. Dos autores me pidieron esa presentación conjunta de sus obras. Qué estancia tan placentera. Pero ahora no quería hablar de esos dos títulos (siempre estoy hablando de libros), sino de la ciudad.

Teruel es una de esas ciudades perfectas. El tamaño perfecto (36 000 habitantes), una estética que casi parece inmejorable, en medio de campos dotados de serena belleza. Los pobladores de esa capital de provincia tal vez piensen que todas las ciudades del mundo son más o menos parecidas. No saben la suerte que tienen de nacer, crecer y vivir allí. Sí, todo el mundo no es como la pacífica,  benigna y bella Teruel.

Después está la bella catedral, la única del mundo en estilo mudéjar: ¡esa techumbre pintada!, qué obra. Pero de entre todas las cosas que se pueden ver en la ciudad, la Torre de San Marín y la del Salvador son dos construcciones que, al natural, no te cansas de contemplar. No cualquier fotografía les hace justicia, hay que verlas in situ, con todos sus detalles.

Además, de camino pasé por el pueblo de mis abuelos, Maranchón. Mis abuelos paternos eran tratantes de mulas. Qué pena no haberles conocido en su trabajo. Cuántas cosas me hubieran podido enseñar. Qué vida tan interesante la de aquellos tratantes. Eran tratantes pudientes, tenían varios trabajadores a su cargo y el local donde guardaban las mulas era grande:  una verdadera nave industrial. Mis abuelos son todo un mundo que desapareció de mi vida antes de que me pudiera enriquecer con su trato... y con su cariño. Solo pude disfrutar un poco del de mi abuela, que me quería mucho. Ella tenía una llamativa resistencia al frío, algo genético. Qué pena el que disfrutara tan poco de su presencia. Un cáncer se la llevo.

domingo, septiembre 19, 2021

Hacer del sueño adoración

 

El tema del lecho episcopal me ha llevado hoy a recordar que, en la Edad Media, algunas personas podían pedir permiso para dormir dentro del templo. Por ejemplo, leyendo la biografía del arzobispo Tomás Becket, me encontré con que, alguna vez, ordenó que le preparan las cosas para dormir dentro de la Catedral de Canterbury.

Esa es una idea que propongo aquí a los párrocos: si una persona muy devota, de total confianza, os pide eso, permitídselo. En ello no hay ni la más mínima falta de respeto, todo lo contrario.

Un alma llena de amor de Dios puede pasar la noche en vela en la iglesia, pero también existe la opción de que se le ponga un colchoncito y que ella traiga unas sábanas y una manta para dormir allí ¡en la presencia del Señor! El colchoncito puede colocarse donde más devoción le dé a esa persona. Insisto en que no es ninguna falta de respeto el querer dormir en el lugar santo, ante la presencia divina.

A mí me parecería muy bien si alguien quisiera hacer esto una vez al mes o con más frecuencia. Por supuesto que la persona debe ser de la más absoluta confianza.

Velar toda la noche es más duro. Dormir ante la Presencia es un sacrificio más liviano.

sábado, septiembre 18, 2021

Idées épiscopales

 

Vale, vale. Qué fácil es hacer ironías cuando la idea inicial es carne de cañón. Pero estoy seguro de que muchas cosas malas se hubieran podido evitar si en cada diócesis hubiera ese lecho episcopal.

Uno escribió si pensaba que esto del lecho episcopal estaba en la línea del papa Francisco: ¡por supuesto! Al 100%. Estoy seguro de que me pondría la mano en el hombro y me diría:

—Ah, cómo me gustaría tener ese mueble aquí. Pero no me atrevo. Sería una idea muy criticable.

—No, no la ponga en práctica. La idea tendría demasiados detractores.

Y tras un momento de silencio, le preguntaría:

—¿Le he explicado mi idea de una bañera episcopal?

viernes, septiembre 17, 2021

El gran lecho episcopal

Lo que voy a contar es uno de esos pequeños excesos que caracterizan a este blog. Estoy tan convencido de la sacralidad del don del episcopado que sería muy bonito diseñar una cama que recordara al obispo, cada vez que va a dormir, de la sacralidad del misterio divino que ha recibido. Una cama que fuera un envolverse en la intercesión de los santos.

Pienso en un lecho de tipo isabelino inglés. Un lecho amplio, con su dosel y su velo; aunque ese velo siempre estuviera recogido.

https://balancedfoodandfuel.org/diseno-de-interiores/cama-en-un-ambiente-moderno/

http://viajeroincidental.blogspot.com/2021/02/la-curiosa-historia-de-ordsall-hall-y.html

Las cuatro columnas representarían a cuatro ángeles que velan su sueño para protegerle.

Cuatro esquinitas tiene mi cama,

cuatro angelitos que me la guardan.

Dos a los pies,

dos a la cabecera,

y la Virgen María de compañera.

Sería bueno que las columnas de madera tuvieran cuatro pequeñas figuras angélicas grabadas sobre ellas, de un palmo de longitud, por ejemplo.

Sobre la manta o el cobertor, habría una “sobrecolcha” que lo cubriría cierta distancia de la almohada. La tela sería de color azul, para recordar la presencia de la Virgen María. Sobre esa tela habría bordados con trozos de tela de otros colores, varios ángeles. Me lo imagino con la estética de un tapiz medieval. Pero con los ángeles compuestos por varios pedazos de tela, algo mucho más rápido de hacer que un tapiz.

Mejor si la manta o el cobertor son de color azul, para simbolizar que el obispo se envuelve cada noche en la devoción a la Santísima Virgen María. La sobrecolcha se retirará cada noche porque será una tela rectangular que será una pequeña obra de arte que debería durar generaciones. Habrá un lugar donde dejarla colgada con toda comodidad.

Las sábanas, la manta (o cobertor) y la almohada no tendrán adornos. Primero, porque son una incomodidad para el que duerme. Segundo, porque son elementos que se lavan con frecuencia y, por tanto, se deterioran.

Los velos finos que cuelgan del dosel también podrían ser ligeramente azules y podrán tener bordados pequeñas estrellas que representan a los muchos santos que brillan en el cielo.

En la cabecera de la cama, habrá un tablero pintado (o grabado en la madera) con una imagen de la Virgen María y unos cuantos santos; por ejemplo, ocho. Con un versículo de la Biblia en cada una de las dos hileras centrales. A los pies de la cama, habrá otro tablero que puede emplearse para colocar ocho escudos episcopales de sus predecesores; los ocho precedentes u ocho escogidos. Lo cual le recordará la comunión de los santos con los se sentaron en la misma sede episcopal. Ocho escudos está bien, no quedaría bien si la cama se cubriera de muchísimos escudos. Aunque un número reducido sí que puede colocarse de forma atinada en varios lugares y no solo en el tablero de los pies.

Esta cama tendría el sentido de recordar al obispo la grandeza de la sucesión apostólica y de sentir que se arropa en la devoción a María, a los santos y a los ángeles, y que estos le protegen, le envuelven.

El resto de la habitación debería ser muy sobria. Nada debe respirar aire a mundanidad y mucho menos a lujo. La cama debe ser una afirmación rotunda en esa estancia.

Puede parecer que estoy hablando de un mueble costosísimo. Pero se trata (en su versión mínima) de un lecho amplio con cuatro columnas y dos tableros. Mejor también con un dosel con velos. En su versión económica cualquier carpintero creyente lo puede hacer como limosna y cualquier artista lo puede decorar como servicio a la diócesis. Siempre hay personas que gustosas bordarán la sobrecolcha. Este lecho episcopal, por supuesto, admite versiones costosas, como sería si las figuras se graban en madera. O versiones más baratas hechas por gente religiosa con capacidades artísticas que quiera colaborar. Si se hace pintado, el carpintero debería hacer, al menos, cuarterones para colocar a los santos, los escudos episcopales y otros elementos.

miércoles, septiembre 15, 2021

Último post sobre mi vida a través de los comics


Nunca me gustó Moebius. Lo hojeaba, pero no lograba disfrutar de sus historias. Después de la Saga de las Ciudades Oscuras descubrí comics tan buenos como los de Blacksad. Formidables dibujos, historias muy buenas. Pero mi tiempo con los comics ya había pasado.

Nunca sentí el más leve interés por comics de superhéroes. Tampoco por el comic de tipo japonés. Disfruté muchísmo más, mil veces más, El Señor de los Chupetes de Superlópez que El Señor de los Anillos; tanto orco y tanta batalla me aburría.

Eso me hubiera entusiasmado en mi adolescencia, ahora ya no. Cuando alguna vez he ido a la FNAC, he hojeado qué cosas nuevas están apareciendo. Pero en esto, como en tantas otras cosas, la juventud y la madurez son regiones cualitativamente distintas. Estoy en la edad en que ningún comic me va a producir el mismo placer que tomar el té en un jardín con una magnífica compañía. Estoy en la edad del placer de un buen paseo o una buena sobremesa.

Por fin un buen rato delante de la televisión


Estoy viendo un documental en tres capítulos acerca de la historia de Afganistán. La serie comienza en 1950 con la monarquía. Cincuenta minutos dedicados solo a la monarquía de ese país y comenzando en fecha tan tardía. ¿Qué significa esto? Significa un lujo de detalles y de precisión al que no nos tiene acostumbrada la televisión.

Por supuesto nada de recreaciones históricas (siempre ridículas), solo filmaciones de época y algunas muy atinadas entrevistas. Ahora estoy en el segundo capítulo, la ocupación soviética.

En estos capítulos, no hay nada de paja, nada de relleno. Hay tantas cosas que contar. ¿Por qué el presupuesto de los documentales va a parar a las manos de los incompetentes?

Yo creo que la mayoría de productores de documentales le dicen al director en el despacho algo así: “Mira, sé que eres un lerdo. Ya lo has demostrado suficientemente. Así que te encargo otro documental para patanes. Mi única directriz es que no te eleves demasiado. No te olvides que trabajas para individuos mentalmente muy torpes”.

Y después discuten qué tema escoger. Por supuesto que debe tratarse de un tema para sandios. O si es un tema serio, debe tratarse lo más neciamente posible.

Lo mejor es intercalar tantas cuantas recreaciones históricas sean posibles. No importa que sea un episodio sobre Napoleón, con cuatro actores bastará y cualquier caserón un poco viejo será suficiente. “Y si no, que hablen en el jardín”.

En los documentales de los años 60 y 70, podía haber falta de medios, pero estaban dotados de una indudable dignidad. En su elaboración intervenían los mejores especialistas. Ahora veo que debajo del nombre del entrevistado aparece un vago especialista en la Edad Media.

Y cuando el documental trata acerca de la Iglesia... ay. Al menos Goebels inculcaba las infamias a sabiendas que eran patrañas inventadas, pero estos ya han crecido en la era post-Goebels y la verdad es la menor de sus preocupaciones.

domingo, septiembre 12, 2021

Esa otra región nocturna por la que deambulamos cada noche

 


Hoy he tenido uno de esos sueños curiosos. He soñado que le pedía a una persona la dirección para ir a su casa. Pero poco después me despierto en mi sueño (insisto, seguía soñando) y me pregunta que por dónde voy. Me había quedado dormido en mi coche, pero antes de ponerme en marcha, todavía no había arrancado.

 Me excuso y le digo que me he quedado dormido, que me dé la dirección y que voy de inmediato. Me la da, pero de nuevo me quedo dormido. Por segunda vez me despierto y me doy cuenta (dentro de mi sueño) de que me he quedado dormido otra vez al volante, antes de salir del aparcamiento. Allí acaba al sueño.

Lo peculiar es que sueño que me duermo dos veces y que me despierto dos veces.

Me acuerdo que tenía muchísimo sueño, aunque en realidad estaba dormido.

sábado, septiembre 11, 2021

11 de septiembre

Aquel día me parece tan lejano. El mundo era otro, yo era un joven cargado de ilusiones, de vitalidad. Habíamos tenido reunión de arciprestes y había almorzado con algunos compañeros. Así que me enteré del atentado hora y media después que sucediera, poco después de llegar a mi casa.

Después, me quedé, como todos, hipnotizado delante del televisor. Aquella tarde celebré con casulla negra una misa de funeral. En lo que quedó de día, nadie se despegó de los televisores, de las radios. La programación de todas las televisiones había quedado suspendida.

Desde entonces todos hemos tenido la sensación de haber entrado en una nueva época. La caída del muro de Berlín ponía punto final a un tiempo. La caída de las Torres Gemelas era el hito que marcaba un nuevo tiempo: guerras, atentados (en Londres, París, Barcelona, Niza, Madrid), el ISIS, apuñalamientos.

Sin Dios el tiempo se dirigiría hacia ninguna parte. Si creemos en Dios, sabemos que Él es Señor de los tiempos, que abre y cierra tiempos, que encauza el rio de los años hacia el destino que Él determina. Ese rio no es una fuerza ciega, sino una corriente de causas y efectos en la que Él interviene.

Ahora estamos en otro tiempo distinto del precedente al de ese atentado. En otro tiempo y esperando un nuevo tiempo.


viernes, septiembre 10, 2021

En medio de noticias eclesiales tristes, una cosa que os hará sonreír


Ayer hice la llamada más extraña de toda mi vida. Y no creo que, en todo lo que me queda de vida, vuelva a hacer una tan estrambótica.

Hace un año, estaban dando en la televisión El nombre de la rosa y vi un par de minutos de la película. Vi, justamente, la parte en que Guillermo saluda a Ubertino. Y el viejo y lunático de Ubertino le dice:

¿Guillermo? Nooooo, tú no eres Guillermo. Y el anciano sigue repitiendo que no es Guillermo, hasta que el amigo, con toda tranquilidad, pues ya lo conocía, le convence de que sí que es Guillermo. El tono de Ubertino es irreal, cómico, de perfecto lunático.

Entonces cuando vi a mi a amigo, hace un año, habíamos quedado a comer, le saludé de la misma manera que Ubertino: “Noooo, tú no eres Pedro. Noooo”.

Fue una apuesta arriesgada, porque si mi amigo no hubiera visto la película se hubiera convencido de que me faltaba un tornillo, y de los gordos. Pero, entre risas, me dijo que casualmente había visto la película un par de días antes. Con lo cual no se paró de reír durante un varios minutos y él mismo se puso a imitar al lunático de Ubertino.

Pues ayer, estaba cansado a mitad de la mañana, y me imaginé que a esa hora le pasaría lo mismo a mi amigo. Así que le llamé sólo para decirle la famosa frase y que se riera. Fue un éxito. Se rio como pocas veces. Cuando se calmó, le dije que solo le llamaba para que se riera un poco y que no tenía nada que decirle más que esa frase.

miércoles, septiembre 08, 2021

Arte en las calles

 

Estos días estoy releyendo la maravillosa Una historia de la lectura de Alberto Manguel. Su libro es un banquete para los ojos, qué delicia. Además, ese autor es una de esas personas a las que más admiro por su carácter. Cómo desearía que viviera en Madrid para ofrecerle mi amistad y pasear, charlar y conocerle.

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He visto por segunda vez Alien Covenant. Esta vez, como ya sabía que su guion era nulo, lo he hecho por el placer visual de ver naves espaciales y similares. Como disfrute para los ojos, ha cumplido su misión.

Hoy he mirado con todo detalle la preciosa estatua en mármol blanco titulada La juventud de Aristóteles de Charles Degeorge. Hace años que conocí esa estatua por una lectura. ¡Qué estatua! El gesto del rostro adolescente (¿esta aburrido, está concentrado?), la postura del cuerpo (tan natural, tan plácida), los detalles del asiento griego, la vasija a sus pies, los rollos en un cilindro de cuero.

La estatuaria siempre, desde mi juventud, ha ejercido hacia mí una gran atracción, al contrario que la danza o la ópera. Aunque me entusiasme Moulin Rouge.

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Hoy cenaré con un agregado del Opus Dei y varios sacerdotes de la prelatura. Será en un jardincito trasero de un adosado. Será, seguro, un final del día relajado, picando canapés y sandwiches. Estos encuentros sociales me gustan mucho. Como jugar al crocket, tomar el té o asistir a la presentación del libro de otro autor.