Cuando expliqué en La Catedral de
San Abán la “Misa Magna”, después hice unas especificaciones para las misas
del Triduo Pascual. Ahora quisiera añadir algunas otras para las misas del
tiempo de Navidad. Remarco que son especificaciones para ese tipo de misa
catedralicia que ya expliqué en su momento. (El texto puede leerse en Ex Scriptorio). Y que este texto son sugerencias a la autoridad competente: el obispo y, si es necesario, la Congregación para el Culto Divino. Yo me limito a sugerir.
Desde la Misa de Gallo hasta el
último día del tiempo de Navidad, la Misa Magna se desarrollará en cuatro
espacios consecutivos en la catedral.
Procesión
Al
salir de la sacristía, tres acólitos, siguiendo a la cruz procesional, portan
un cofrecillo y dos recipientes. El cofrecillo, pequeño, de un palmo de
longitud, está lleno de monedas nuevas de céntimo. Esas monedas nuevas son
doradas como el oro, aunque en realidad son de cobre. Esas monedas serán una
ofrenda verdadera de una familia. Cada año alguna familia se encargará de dar
esa limosna de esa manera para representar el oro que trajeron los magos a
Belén. Otro recipiente contendrá incienso. El tercero, mirra. Es solo una
sugerencia, pero los dones pueden llevarse en tres pequeños recipientes distintos:
un cofre en el centro, al otro lado una copa labrada, al otro lado un ánfora
ancha y baja.
Capilla lateral
Los ritos
iniciales tienen lugar en una capilla abierta a una nave lateral. Esa capilla
representa el lugar donde los pastores recibieron el anuncio de los ángeles y
escucharon el Gloria in excelsis. Este icono tendrá pan de oro para
representar el oro de los magos.
El obispo y
demás ministros suben al presbiterio de la capilla y de cara un gran icono que
representa el anuncio de los ángeles a los pastores. Comienzan los ritos
iniciales. Esta estación en la capilla simboliza que nosotros, como los
pastores, escuchamos el anuncio de los ángeles.
Todos los
ritos iniciales tienen lugar allí, en esa capilla. Sobre todo, en las grandes
solemnidades de la Navidad conviene que el canto del Gloria sea muy solemne, a
varias voces. A mitad del himno, los ministros se dirigirán a sus asientos
donde después tendrá lugar la Liturgia de la Palabra. Esa traslación de lugar simboliza
que tras el anuncio de los ángeles corremos a la gruta.
Se calculará
para que el final del Gloria coincida con la llegada de los ministros al lugar
de la Liturgia de la palabra. El obispo en su sede hará la oración colecta.
Nave lateral
Los
asientos están dispuestos para que en el centro esté una imagen de tamaño
natural del Niño Jesús. El libro de las lecturas estará orientado hacia la
imagen del Niño. Como si todo lo que se va a leer estuviera orientado hacia ese
nacimiento. En vez de usar incienso para incensar el Evangelio, se usarán
perfumes para impregnar con su olor la zona alrededor del atril que sostiene
las Escrituras.
Altar Mayor
Tras la oración de los fieles, los ministros
se dirigen al altar mayor de la catedral. En vez de la cruz procesional (entre
dos ciriales), el acólito porta la imagen del Niño Jesús. La imagen es del
tamaño de un niño recién nacido, así que lo llevará en brazos con un paño
humeral. Esta imagen abrirá la procesión.
En un lugar
visible del presbiterio se colocan los recipientes del oro, incienso y la
mirra. El altar y las ofrendas del pan y el vino se inciensan con los granos
del recipiente que se ha portado en la procesión.
En el lugar
usual de la cruz del altar, en el centro, tras la consagración, en el momento
de la aclamación, un acólito colocará la imagen del niño que ha estado en el
centro del lugar de la nave lateral. Si se celebra de espaldas al pueblo, la
imagen no ocultará la patena y el cáliz. La imagen se ha portado al comienzo de
la procesión hacia el altar mayor, pero se ha dejado en una credencia, fuera de
la vista de los fieles. Al colocarlo, en ese momento preciso, sobre el altar, se
pretende expresar que a partir de ese momento sobre el altar está la presencia
de Jesús. La imagen del Niño se retirará en cuanto se retiren los vasos
sagrados del altar, para ser purificados en la credencia.
Parte central del deambulatorio de
la girola
Allí
tendrán lugar los ritos conclusivos de la misa, con los ministros mirando a un
icono que representa la adoración de los reyes magos. Al partir del presbiterio
se habrá colocado mirra en el incensario. Al llegar a esa zona del
deambulatorio se incensará la imagen de Jesús en ese icono que le representa
adorado por los magos.
Como se ve, en esta misa hay cuatro
estaciones:
La primera
representa el campo donde tuvo lugar el
anuncio de los ángeles a los pastores. Nosotros también escuchamos ese anuncio.
La segunda
estación representa la escucha de la Palabra en la gruta
de Belén, ante la imagen del Niño.
La tercera
estación representa la adoración de Jesús en una casa
de Belén, pues si duda el niño adorado pasó a una casa de esa población.
Solo estuvo en la gruta la primera noche o parte de ella.
La cuarta
estación el lugar de adoración de los magos. Probablemente eso tuvo lugar en otra casa, pues en un primer momento hospedaron a
la Sagrada Familia en el primer hogar donde eso fue posible entre los que
creyeron esa primera noche. Pero en los días siguientes es posible que todos
les insistieran en que se mudaran a una casa más amplia. Allí debió tener lugar
la adoración de los magos.
Se
trata de hacer algo especial en la misa para un tiempo verdaderamente especial.
Aunque, como se ve, no cambian los ritos, ni uno solo. Solo cambia lo que hay
alrededor de las mismas ceremonias de siempre.