Hoy escribiendo mi novela me he encontrado con un problema que, de algún
modo, hay que resolver.
Cuando Pedro llega a Roma, su lengua nativa era el arameo palestinense. Lo más
probable es que, desde pequeño, hubiera conocido algo de griego koiné. Pero ni
siquiera eso es seguro. No, no se puede dar por supuesto que todos los judíos
galileos sabían hablar griego.
Pedro, probablemente, fue adquiriendo mayor conocimiento del griego en sus
viajes de apostolado. Tuviera algo de conocimiento del griego desde pequeño o
no, lo cierto es que solo lo empezó a usar, de forma habitual, en su madurez. No
parece lógico que Jesús nombrara cabeza de la Iglesia a un jovenzuelo. Lo lógico
es considerar que Pedro tenía entre treinta y cuarenta años de edad cuando es
nombrado jefe de los apóstoles. Y más teniendo en cuenta el alto concepto que
de la vejez se tenía en esa época, y de los ancianos (presbiteroi) entre
las primeras comunidades cristianas.
El problema organizativo viene cuando se establece en Roma. Lo natural es
pensar que Pedro no hablaba el latín. Cuando la comunidad se reunía ¿en qué
lengua se hablaba?
Para las reuniones litúrgicas, sin duda, Pedro solo podía hacer las
oraciones en la lengua que conocía: el griego. Lo entendieran todos o no, no
sabía otra lengua más que esa o el arameo; con lo cual, no había alternativa.
Ahora bien, en la comunidad cristiana romana, cuando tenían una reunión de
tipo organizativo o para esclarecer puntos doctrinales con los miembros principales,
¿solo participaban los que hablaban en griego? ¿Se les traducía a los que no lo
entendían?
A juzgar por los graffiti, a juzgar por la ausencia de interacción de las
lenguas en textos que hablan de la vida cotidiana en la Urbe, parece que el griego
era hablado por menos del 10% de los habitantes de la ciudad de Roma. Esa interacción
de las lenguas aparece en varios textos que conozco en la parte oriental del
imperio, pero no en la ciudad de Roma.
En oriente, el griego sí que era una
lengua franca. Pero en la parte occidental del imperio, no. El mismo san Agustín
no sabía griego. La carta de Clemente o el Pastor de Hermas sí que fueron
originalmente escritas en griego. La liturgia sí que fue en esa lengua también.
Pero la mayoría de los romanos de la ciudad de Roma no hablaban griego.
¿Pedro tenía que ser traducido? Eso volvería mucho más lentas e incómodas las
reuniones.
No sé, leeré vuestras opiniones. La mía se resume en lo siguiente:
—oraciones litúrgicas de Pedro: en griego, pero con sermón traducido al
latín
—pronto se creó una eucaristía para los latinoparlantes presididas por un
presbítero latino
—reuniones organizativas: divididas en dos grupos, uno para los grecoparlantes,
otra para los latinoparlantes
Los que hemos conocido este tipo de reuniones con traducción sabemos lo
incómodas que son. Nunca se me había ocurrido que así pudieron ser las cosas en
Roma en ese primer momento.