domingo, septiembre 28, 2008

10 consejos sobre la vestimenta de los obispos


Siempre me he preocupado por el bien de la Iglesia, y con ese espíritu constructivo me gustaría dar algunos consejos a los obispos acerca del modo de vestir.

Hay que partir del hecho de que los obispos visten bien. Así como el cura siempre viste mal, salvo que éste sea del Opus Dei o Legionario de Cristo, los obispos podrán tener muchos defectos, pero no éste. Los obispos visten de forma adecuada, sin estridencias, ni excesos por un lado o por otro.

No voy a seguir analizando este hecho episcopal, ni este defecto presbiteral, sino que pasaré directamente a la pequeña lista de diez sencillos consejos sobre la vestimenta episcopal.

1. La cruz pectoral nunca se coloca en el bolsillo del clériman. Después uno se acostumbra y se dan hasta las entrevistas por televisión con la cruz de ese extraño modo colocada.

2. Los grises combinan muy mal con los negros. Mezclar en el clériman una variedad de jerseys grises con pantalones negros, americanas negras con camisas grises, es algo que siempre resulta mal. Claro que el cura normal no percibe esa disfunción ya que él mismo va mil veces peor.

3. De cada cien encuestados, 99 afirman que el cuello romano siempre es más elegante que la tirilla. Y hay que advertir que esta encuesta tiene un margen de error del 1%.

4. Si a pesar de todo uno desea llevar tirilla por razones sentimentales, por favor, nunca, jamás, se debe llevar mal colocada. Resulta horrible llevarla colgando o medio metida en la tela. Además, eso acaba creando costumbre y el sujeto la lleva así sin darse cuenta. Si uno decide que tiene que abrirse el botón del cuello, se extrae la tirilla y se guarda en un bolsillo.

5. La cruz pectoral nunca se lleva sobre la casulla, sino sobre el alba. Y cuando se usa casulla, ésta cubre la cruz. La razón es que uno se recubre entero con esa prenda, incluidos otros ornamentos como la estola. Por otra parte no tiene sentido multiplicar las cruces, cuando en la misa la cruz central y única pasa a ser la del altar.

6. La cruz pectoral debe ser reconocible de lejos como lo que es: una cruz. Evítese el uso de cruces abstractas.

7. La mitra de telas estampadas queda bien. Pero la mitra realizada con muy buena voluntad por la monja bordadora siempre queda mal. La mitra no es el mejor lugar para poner la palabra María, florecitas y demás diseños tan al gusto de las poéticas manos monjiles. Insisto, telas estampadas, bien. La monja bordadora, mal.

8. El uso de pins sobre la americana del clériman no es de buen gusto. Sobre el clériman no queda bien ni siquiera una crucecita en pequeño. Un clériman despejado, limpio y bien negro es el signo por excelencia, no hace falta nada más. Es elegante y correcto.

9. Evítese que en el jersey negro del clériman aparezca una marca aunque sea el cococrilo de Lacoste.

10. No sería lógico que un prelado disponiendo de magníficos báculos de plata repujada del siglo XVII bien guardados en el museo diocesano, se empeñara en seguir usando novedosos báculos ultramodernos de dudosa estética.